Zürich
22, 23 y 24 de marzo de
2013
Es viernes y también el último
día de clases antes de las vacaciones de otoño, que coincide con los feriados
por Pascuas. Nuestro primer destino está
en Suiza. Yo sigo en la búsqueda de Heidi y también del segundo suizo más
famoso…Roger Federer.
Después del mediodía ya estábamos
en camino. Nos divertimos de maneras variadas…y por supuesto, muy
subjetivas. Por ejemplo, es divertido
leer los nombres de las ciudades que conecta la autopista. Algunas, son graciosas…como
ser: Frick… ¡Seguro que vive gente muy normal! Sepan disculpar, mis chistes
malos…pero son más de cinco horas hasta Zürich.
La ciudad de Frick |
Durante este viaje, hago algunas
reflexiones (prometo que serán cortas) de diferente índole. Desde sistemas
diferentes de peaje…hasta sutilezas que esconden maltrato.
Quizás, la idea que yo tengo de
una frontera, es muy distinta a la realidad. Ya tuve esa sensación, cuando
cruzamos desde Alemania a Luxemburgo o Francia…uno espera una señal en el cielo
o algo amurallado, no sé. Quisiera que fuera algo más que un cartel con
estrellitas. Antes de llegar a Suiza,
pasamos por Francia y si no fuera por mi esposo, que me avisó del cartel, no me
daba cuenta del cambio de país.
Mi primera reflexión cortita trata
sobre los peajes. En el caso de Alemania no hay y las autopistas están en
óptimas condiciones (en general). En el caso de Francia, se aplica un peaje
proporcional en algunos trayectos o sino un peaje fijo. ¿Cómo es el peaje
proporcional? Explicate Estrellita. Nosotros, pasamos por una casilla de peaje
que imprime un ticket y cuando salimos
de la autopista se presenta el ticket y se paga por el trayecto usado (que se
calcula de acuerdo al punto en donde el ticket fue emitido). Ciertamente, es
distinto…y las autopistas están en óptimas condiciones (en general). ¿Y cómo es en Suiza? Bueno, aquí cortan por
lo sano y directamente se compra una viñeta para peajes anual que se pega al
parabrisas del automóvil. Y las autopistas están en óptimas condiciones (en
general)… ¿Y cuál es la reflexión de Estrellita? Sólo digo que, cada país se
organiza distinto, y el camino hacia el bienestar general puede tener
diferentes “cómos” pero el resultado es siempre el mismo: las autopistas en
óptimas condiciones.
Cuando llegamos a la frontera suiza,
fue un tanto diferente ya que no pertenecen a la eurozona…eso significa, entre
otras cosas, una moneda diferente: los francos suizos.
Ya nos acercamos a la aduana, tenemos nuestros pasaportes a mano.
Nos detuvimos a comprar la viñeta de peaje. Primero, el agente de seguridad nos habla en
alemán, luego en inglés…y después (cuando hablamos en inglés, se adivina que no
somos ingleses) trató con italiano.
Es así, como pagamos con euros y
nos devolvieron francos suizos. Tan
simpático era el agente que el vuelto me lo dio a mí y dijo “É per la mamma”.
Por supuesto que Estrellita estaba con su manito extendida…porque eso, entendió
perfectamente. Y ese fue todo el control. ¿Cómo? ¿Y los pasaportes? ¿No les
revisaron el baúl del auto? Nada de nada…y seguimos nuestro camino.
Alrededor de las cinco de la
tarde llegamos a la ciudad. Nos atrapó la hora pico, hay mucho suizo saliendo
de sus trabajos y el atasco es impresionante. Aunque es un atasco a lo suizo:
sin bocinazos y con buenas maneras.
Nos quedamos dos noches, y nos hospedamos
en “Hotel Rex”, no por nada tiene nombre de dinosaurio predador…digamos que sus
tarifas devoran…Por eso, nos decidimos por una habitación cuádruple familiar.
Hay que decir, que la cafetera y la pava eléctrica son muy útiles sobre todo si
uno quiere reponer energías después de largas excursiones.
El hotel Rex |
Cafetera!!! sí! |
Con las valijas en la habitación,
echamos a rodar para acompañar el atardecer de Zürich.
Habitación cuádruple |
Vista desde la ventana del hotel Rex |
Si en Saarbrücken pateo
castañas…acá se patean bancos. Vemos muchos en nuestros paseos, pero no saqué
fotos a tantos.
Uno de los tantos bancos en Zürich |
Apenas salimos del hotel, tomamos
la avenida por la cual pasan tranvías y llegamos a la Liebefrauen Kirche. Le sacamos una foto al frente, y el interior
lo dejamos para el próximo día ya que a esta hora, la iglesia, se encuentra
cerrada. Entre las joyas de Suiza, hay una comestible: los chocolates Lindt, y
por supuesto sacamos fotos.
Liebefrauen Kirche |
Una joya de Suiza |
Y muy cerca de allí, vemos el
Polybahn. Es un pequeño tranvía que te lleva hasta la universidad, que sí está
en la loma….después de todo.
Polybahn |
Todo se cubre en celeste, la noche
está llegando y nosotros vamos hacia el río Limmat. Se ven campanarios de
muchas iglesias…ya veremos a cuántas llegamos a visitar mañana.
El río Limmat y los campanarios |
Pero no sólo hay oscuridad en
Zürich…hay frío y nosotros tenemos hambre. Tomamos una de las tantas callecitas
peatonales y empezamos a mirar las cartas de los restaurants. Notamos que los precios son bastante más
elevados en comparación con otros países. En algunos casos, el doble.
En nuestro recorrido, vemos una
vaca pintada y un letrero que dice Heidi y si bien yo tenía otra idea de mi
encuentro con la famosa niña…esta es mucho mejor, ya que con tanto frío y
bancos empezaba a imaginarme el lado negativo del relato, como por ejemplo:
terminar hallando una financiera que se llame “Heidi y Pedro bank”. Lo cual
sería un trauma de esos para tratar por varios años.
Una vaca artística |
Pero volviendo a la vaca, otro
símbolo suizo también, hallé un artículo del 28 de noviembre de 2008 en “El
Cultural”, una revista española que dice
lo siguiente:
(…) “El
fenómeno de la CowParade
ha recorrido ya más de 50 ciudades de todo el mundo, con un total de 5.000
animales pastando en sus calles, vistos por más de tres millones de personas y
con la participación de más de 10.000 artistas. Nacida en 1998 como una idea de
un escaparatista suizo que encargó la escultura y dispuso las vacas por las
calles más comerciales de Zurich, supone un ejemplo del mejor marketing” (…)
Las vacas de fibra de vidrio son
muy lindas, las gomitas de azúcar tienen colores divertidos, los chocolates son
obras de arte también….pero: TENGO HAMBRE, ¡quiero un restaurant ya! Mejor
dicho: ¡Quiero un restaurant a precios
razonables ya! Ahí se complica un poco, Estrellita.
Negocio de gomitas de gelatina y azúcar |
Chocolates de pascuas...mmmm |
Buscamos y miramos unos cuantos.
Pero cuando leímos “Madrid” en un letrero y teniendo en cuenta que los precios
eran iguales a todos los otros…entramos a ese.
Y salimos a los cinco minutos…Otra vez, nos preguntaron si teníamos hecha
la reservación. Esa pregunta sería bastante comprensible si el lugar tuviera
todas las mesas ocupadas por los comensales. Sin embargo, es bastante irritante
cuando vemos que muchas mesas están vacías.
Seguimos en nuestra
búsqueda…ahora no sólo necesito comida…también un gesto amable. Y lo tuve. Ahí
está Roger con su sonrisa, en el escaparate del “Credit Suisse”, ofreciéndome
un préstamo… Por favor Roger, suplicaba en silencio…enséñame el camino ¿Dónde
están los suizos para socorrerme en estos momentos? Y Roger, que no deja de
sonreír no dice: vayan a un Kebab seguro que los atenderán rápido y bien. No
son tan suizos como yo, pero igual de amables.
Roger, cara del Credit Suisse |
Así fue, cenamos en un Kebab…sin
reservación y con mucha calidez. Es
entonces cuando me pregunto ¿dónde nació Roger Federer? Es que no he visto ni
una sola cancha de tenis todavía. Y acá viene Wikipedia en mi auxilio. Él nació
en Binningen a 87.7 kilómetros de Zürich…no es muy lejos. Ciertamente, la
inspiración y su juego debe tener otra explicación.
Y Estrellita con la panza llena
de Kebab de pollo, reflexiona: “En Suiza te inspirás y ponés un banco. Te
inspirás un poco más e instalás un shooping. Pero llegás al estado de éxtasis
cuando instalás una chocolatería. Roger…fue
el más inspirado de todos, ¿habrá imaginado una cancha de tenis hecha de
chocolate?
Ay Estrellita…no hace 24 horas
que estás en Suiza y ya estás reflexionando pavadas.
Mi marido tiene familia en Zúrich, espero ir pronto, pero en verano!!!
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