jueves, 18 de abril de 2013

Budapest, Hungría. Parte 1/2


Budapest, Hungría

30 de marzo de 2013

 Hoy dejamos Viena para llegar hasta nuestra próxima ciudad: Budapest.  Algunas cosas, que no sabía de Hungría, por ejemplo, es que también como Suiza, tienen una moneda diferente: el florín.

Se ve que cuando el imperio Austrohúngaro se disolvió, Hungría se quedó con el florín…y Austria con la gente famosa. También debimos comprar viñeta para peaje, a un precio razonable de catorce euros con una validez de seis meses. Nos dieron el vuelto en florines. El tipo de cambio ronda en: un euro equivale a trescientos florines. También, en esta parte del imperio se refugiaba la emperatriz Sisi, cada vez que quería tomarse un descanso de los Habsburgo. Y miren cómo será la división tan fuerte entre los dos países, que aquí no se habla  alemán…ni parecido. Acá se habla húngaro.   Pero cómo dice el blog de turismo que consulté,  mucha gente habla el inglés.

La frontera entre Hungría y Austria.
Nos aproximamos a la zona de la aduana…nos sorprende lo desértico del paisaje. Nadie por ninguna parte. Solo un policía que nos indica seguir. Realmente nos llama la atención. Además, de que la viñeta es un simple ticket (parece de supermercado) y que no tiene nada que ver con las calcomanías anteriores que tenemos pegadas en el vidrio del auto. Cuando pasamos la frontera, vemos carteles que advierte “control automático de viñetas”. Retrocedimos, y volvimos a la frontera, quizás debamos canjear ese ticket por la calcomanía en algún otro puesto…pero no. La viñeta de peaje es lo que ya tenemos en nuestras manos…por favor, que no se arrugue.

Cambio, cambio...
Las casas de cambio son como kioscos. En cualquier lado cambian, no hay problema. En los hoteles, estaciones de servicio, restaurantes…todos.

Hungría, permaneció “comunista” hasta 1920…no voy a entrar en tantos datos históricos porque la cantidad de “revoluciones”, ocupaciones, guerras y otros yuyos es tremenda.  Pero podemos apreciar pequeños detalles que denotan un pasar del tiempo diferente al resto de los países visitados por nosotros durante los últimos meses. Por ejemplo, este Fiat…

El Fiat.
Nos vamos directo al hotel, y le saqué foto a un restaurante argentino…y no fuimos a cenar allí.

El restaurante argentino.
Otra vez, reservamos una habitación familiar. Pero aquí los dormitorios están separados. Las niñas enseguida se apropiaron de uno…por mí no hay problema… Estaba bastante entusiasmada con el hotel Medos. Tiene una linda vista, está en el centro y su habitación es espaciosa.  Nuestra pieza es grande. Sólo me voy a cambiar la ropa para pasear…así que voy a cerrar la….no hay. ¿Cómo que no hay? ¿No tengo puerta en mi dormitorio? No Estrellita…esto es comunismo, empezá a entender.

el living de la habitación
vista desde la habitación
 
Vamos a caminar por la ciudad. Fuimos a ver la estación de trenes que se la ve muy linda. Hay algo que me dificulta el relato: los carteles de información turística, todo está en húngaro. ¿Estrellita no estudió húngaro?  ¡Qué joda! Estamos caminando a ciegas.

Estación de trenes.
Llegamos a un edificio que sí reconocemos: el parlamento. Es el tercero más grande en el mundo. Es enorme y eso da muestra del poderío que alguna ejerció este país hasta su desmembramiento después de la 1° Guerra Mundial.

Parlamento húngaro
Cuando cruzamos el río, el parlamento enterito.
 
Pero primero, vemos al Museo etnográfico que conserva la vida tradicional de Hungría. 

museo etnográfico
Y nos acercamos a un río de cuento: El Danubio.  Quizás, porque esta parte del imperio…tiene un halo de sombra, no me deja escuchar el vals cuando veo un río magnífico que baña a esta ciudad.

El Danubio
Nos dirigimos al Puente de las cadenas, el más antiguo de Budapest. Inaugurado en 1849, tras 20 años de trabajo. Pero antes…vemos un monumento muy llamativo, pero choca más que un soldado levantando la bandera…choca más que bombero con un niño en sus brazos…hiela la sangre…porque sin saber, sabemos de qué se trata.

hay gente que deja flores en los zapatos...
La placa está en húngaro, pero la fecha la entendemos: 1945. Hay zapatos de metal en la orilla de un río. No hace falta más. Sin embargo, quise averiguar un poquito para contarles. Es un monumento que se levantó en el año 2005 y sus creadores  se llaman Gyula Pauler y Can Togay. Esta historia tiene que ver con el holocausto y aquí fueron víctimas los judíos que fueron traídos de los guetos y atados en parejas y tras disparar a uno de ellos, eran arrojados al río….

El puente de las cadenas
Por ahora…es lo más conmovedor que he visto…zapatos en la orilla.

Ni puedo escuchar el vals…ni lo puedo ver azul…es gris como el día.

Ya cruzamos…y vamos a ver unas iglesias.  Tenemos a Szilágyi Dezső Square (es para que vean a lo que nos estamos enfrentando….no entiendo ni pío)

estemmmm esa iglesia.
Y después vamos a la iglesia Santa  Ana. Entramos y no pudimos sacar fotos interiores ya que sólo abre cuando realiza algún oficio religioso o concierto…o sea…no vamos a sacarle fotos.

Santa Ana
Pero hay una iglesia más grande…que promete. La San Matías. Debemos subir varios escalones hasta llegar. Antes  nos encontramos con otro monumento…también llamativo. El de Mansfel Peter, básicamente, se trata de un mártir víctima de la revolución de 1956. ¿Y qué fue eso? Fue un levantamiento del pueblo húngaro contra el régimen soviético. Este movimiento fue aplastado por el ejército ruso en pocos días…y por supuesto, se llevó a muchos. Entre ellos, este joven de 18 años, el cual esperó a cumplir su mayoría de edad en prisión para luego ser ejecutado…

Mansfel Peter
¡Pero cuántas historias lindas!, ¿verdad Estrellita? Ay Estrellita, ¿por qué me mirás tan feo? Ya llegamos a la catedral San Matías…

Antes de la iglesia, vamos al Bastión de Pescadores…que ahora es un mirador bárbaro.

Bastión de pescadores
No pudimos entrar a San Matías, por pascuas está cerrada a turistas .  Acá, la visita a las iglesias tiene horarios bastante restringidos.

San Matías
 
San Matías
 
Estamos por irnos, hasta que se desató una batalla…otra más. A lo lejos, mis hijas ven un halcón…o dos.

Los halcones
¡Mamá! ¡Queremos sacarnos una foto! ¡¡¡Dale, dale, dale!!!

Es algo que no puedo permitir…y debo argumentar. Tengo cinco argumentos para plantear.

Recurso 1, capitalista.  ¿Pero vieron cuánto cobran por una foto?  ¡1.140 florines! ¡Una locura! Eso duró, lo que tardaron en hacer la cuenta y pasarlo a euros…nos da menos de 4 euros.

Recurso 2, ponerse en el lugar del otro. Chicas, ¿a ustedes les gustaría que las ataran con una cadena en una pata…y las sometieran a fotos cuando el lugar de esas aves es en las montañas y no entre nosotros? Ese recurso fue menos efectivo que el anterior.

Recurso 3, el miedo. Esos halcones podrían sacarte un ojo en menos de un segundo… ¿quién sabe si están bien entrenados? Ese recurso…por lo menos, abrió una duda…pero no fue suficiente.

Recurso 4, piedad. Viéndome acorralada…dije las siguientes palabras: hijas, mantener mis principios sobre el sometimiento inútil de los animales, es muy difícil de mantener si se empecinan en continuar con esto…  Y resultó…mi hija me dijo- está bien mamá, me quedo con el peligro que puede ser contra los ojos…

Recurso 5 autoritarismo. Porque no. Es el más efectivo pero no llegué a este.

 

Nos alejamos…en paz. Ahora hay que ver el castillo de Buda que fue la residencia de los reyes en Hungría. Durante nuestro paseo, nos encontramos con un edificio testigo de las municiones…de alguna Guerra…ya no sé de cual. Cuando llegamos hay un cartel en inglés, que explica que ese castillo fue reconstruido después de la 2° Guerra Mundial quedó devastado.

Edificio, testigo de guerra.
Castillo de Buda
 
Tenemos una vista de la ciudad impresionante. También hay un teleférico por acá.

El teleférico
Bajamos caminando y llegamos a la Basílica de San Esteban. Se está oficiando la misa del sábado de pascuas. Tuvimos la oportunidad de ver parte de la ceremonia con la iglesia iluminada por unas pocas velas. Todo es tan distinto sin luz…más misterioso. Hasta que el cura entra con un velón enorme encendido…y todo empieza a aclararse de a poco. Es muy lindo.

San Esteban

interior de San Esteban
Está  lloviznando, vamos al hotel, y de pasada la ópera.

La ópera de Budapest
Pasó un ratito y la lluvia no cesa. Hago zapping para pasar el tiempo y me encuentro con dibujos húngaros…mmm no les veo la gracia.

Dibujos animados.
 Igual, quiero cena. Nos fuimos a un restaurant italiano llamado “Eatalia” a dos cuadras del hotel. Llegamos, y por la hora, éramos nosotros y nadie más. Después llegó más gente. La comida riquísima y los postres también…y todo por la suma de 15.500 florines. Desde la época de los australes que no hablo en tantos miles.
El pollo que pedí

Uno de los postres que pidió mi hija.
 
De pronto me acuerdo de la inflación. Pienso, en esa que se desató después de la 1° Guerra Mundial…cuando era mejor enmarcar los billetes y colgarlos en vez de usarlos a causa de su poco valor.  Y hasta se me ocurre que le deben haber recortado algunos ceros…desde aquella época hasta acá.  Pero para que nos demos cuenta de cuanto corrió por este río…voy a ponerlo en perspectiva: Mozart, en el año 1785 ganaba 9000 florines mensuales; en 2013, nosotros en una cena, gastamos 51 días de trabajo de Mozart… Si lo digo en esos términos…se darán cuenta que la inflación tuvo sus momentos.

 

1 comentario:

  1. Uff había visto lo de los zapatos, les hacían sacar los zapatos antes de tirarlos, porq era lo único valioso que tenían, TREMENDO!!

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