jueves, 4 de abril de 2013

Zürich, Suiza. Parte 1/3


Zürich


22, 23 y 24 de marzo de 2013

Es viernes y también el último día de clases antes de las vacaciones de otoño, que coincide con los feriados por Pascuas.  Nuestro primer destino está en Suiza. Yo sigo en la búsqueda de Heidi y también del segundo suizo más famoso…Roger Federer.

Después del mediodía ya estábamos en camino. Nos divertimos de maneras variadas…y por supuesto, muy subjetivas.  Por ejemplo, es divertido leer los nombres de las ciudades que conecta la autopista. Algunas, son graciosas…como ser: Frick… ¡Seguro que vive gente muy normal! Sepan disculpar, mis chistes malos…pero son más de cinco horas hasta Zürich.

La ciudad de Frick
Durante este viaje, hago algunas reflexiones (prometo que serán cortas) de diferente índole. Desde sistemas diferentes de peaje…hasta sutilezas que esconden maltrato.

Quizás, la idea que yo tengo de una frontera, es muy distinta a la realidad. Ya tuve esa sensación, cuando cruzamos desde Alemania a Luxemburgo o Francia…uno espera una señal en el cielo o algo amurallado, no sé. Quisiera que fuera algo más que un cartel con estrellitas.  Antes de llegar a Suiza, pasamos por Francia y si no fuera por mi esposo, que me avisó del cartel, no me daba cuenta del cambio de país.

Mi primera reflexión cortita trata sobre los peajes. En el caso de Alemania no hay y las autopistas están en óptimas condiciones (en general). En el caso de Francia, se aplica un peaje proporcional en algunos trayectos o sino un peaje fijo. ¿Cómo es el peaje proporcional? Explicate Estrellita. Nosotros, pasamos por una casilla de peaje que  imprime un ticket y cuando salimos de la autopista se presenta el ticket y se paga por el trayecto usado (que se calcula de acuerdo al punto en donde el ticket fue emitido). Ciertamente, es distinto…y las autopistas están en óptimas condiciones (en general).  ¿Y cómo es en Suiza? Bueno, aquí cortan por lo sano y directamente se compra una viñeta para peajes anual que se pega al parabrisas del automóvil. Y las autopistas están en óptimas condiciones (en general)… ¿Y cuál es la reflexión de Estrellita? Sólo digo que, cada país se organiza distinto, y el camino hacia el bienestar general puede tener diferentes “cómos” pero el resultado es siempre el mismo: las autopistas en óptimas condiciones.

Cuando llegamos a la frontera suiza, fue un tanto diferente ya que no pertenecen a la eurozona…eso significa, entre otras cosas, una moneda diferente: los francos suizos.

Ya nos acercamos a  la aduana, tenemos nuestros pasaportes a mano. Nos detuvimos a comprar la viñeta de peaje.  Primero, el agente de seguridad nos habla en alemán, luego en inglés…y después (cuando hablamos en inglés, se adivina que no somos ingleses) trató con italiano.

Es así, como pagamos con euros y nos devolvieron francos suizos.  Tan simpático era el agente que el vuelto me lo dio a mí y dijo “É per la mamma”. Por supuesto que Estrellita estaba con su manito extendida…porque eso, entendió perfectamente. Y ese fue todo el control. ¿Cómo? ¿Y los pasaportes? ¿No les revisaron el baúl del auto? Nada de nada…y seguimos nuestro camino.

Alrededor de las cinco de la tarde llegamos a la ciudad. Nos atrapó la hora pico, hay mucho suizo saliendo de sus trabajos y el atasco es impresionante. Aunque es un atasco a lo suizo: sin bocinazos y con buenas maneras.

Nos quedamos dos noches, y nos hospedamos en “Hotel Rex”, no por nada tiene nombre de dinosaurio predador…digamos que sus tarifas devoran…Por eso, nos decidimos por una habitación cuádruple familiar. Hay que decir, que la cafetera y la pava eléctrica son muy útiles sobre todo si uno quiere reponer energías después de largas excursiones.

El hotel Rex
Cafetera!!! sí!
 
Con las valijas en la habitación, echamos a rodar para acompañar el atardecer de Zürich.

Habitación cuádruple
Vista desde la ventana del hotel Rex
 
Si en Saarbrücken pateo castañas…acá se patean bancos. Vemos muchos en nuestros paseos, pero no saqué fotos a tantos.

Uno de los tantos bancos en Zürich
Apenas salimos del hotel, tomamos la avenida por la cual pasan tranvías y llegamos a  la Liebefrauen Kirche.  Le sacamos una foto al frente, y el interior lo dejamos para el próximo día ya que a esta hora, la iglesia, se encuentra cerrada. Entre las joyas de Suiza, hay una comestible: los chocolates Lindt, y por supuesto sacamos fotos.

Liebefrauen Kirche
Una joya de Suiza
 
Y muy cerca de allí, vemos el Polybahn. Es un pequeño tranvía que te lleva hasta la universidad, que sí está en la loma….después de todo.

Polybahn
Todo se cubre en celeste, la noche está llegando y nosotros vamos hacia el río Limmat. Se ven campanarios de muchas iglesias…ya veremos a cuántas llegamos a visitar mañana.

El río Limmat y los campanarios
Pero no sólo hay oscuridad en Zürich…hay frío y nosotros tenemos hambre. Tomamos una de las tantas callecitas peatonales y empezamos a mirar las cartas de los restaurants.  Notamos que los precios son bastante más elevados en comparación con otros países. En algunos casos, el doble.

En nuestro recorrido, vemos una vaca pintada y un letrero que dice Heidi y si bien yo tenía otra idea de mi encuentro con la famosa niña…esta es mucho mejor, ya que con tanto frío y bancos empezaba a imaginarme el lado negativo del relato, como por ejemplo: terminar hallando una financiera que se llame “Heidi y Pedro bank”. Lo cual sería un trauma de esos para tratar por varios años.

Una vaca artística
Pero volviendo a la vaca, otro símbolo suizo también, hallé un artículo del 28 de noviembre de 2008 en “El Cultural”, una revista española  que dice lo siguiente:

(…) “El fenómeno de la CowParade ha recorrido ya más de 50 ciudades de todo el mundo, con un total de 5.000 animales pastando en sus calles, vistos por más de tres millones de personas y con la participación de más de 10.000 artistas. Nacida en 1998 como una idea de un escaparatista suizo que encargó la escultura y dispuso las vacas por las calles más comerciales de Zurich, supone un ejemplo del mejor marketing” (…)

Las vacas de fibra de vidrio son muy lindas, las gomitas de azúcar tienen colores divertidos, los chocolates son obras de arte también….pero: TENGO HAMBRE, ¡quiero un restaurant ya! Mejor dicho: ¡Quiero un restaurant  a precios razonables ya! Ahí se complica un poco, Estrellita.

Negocio de gomitas de gelatina y azúcar

Chocolates de pascuas...mmmm
Buscamos y miramos unos cuantos. Pero cuando leímos “Madrid” en un letrero y teniendo en cuenta que los precios eran iguales a todos los otros…entramos a ese.  Y salimos a los cinco minutos…Otra vez, nos preguntaron si teníamos hecha la reservación. Esa pregunta sería bastante comprensible si el lugar tuviera todas las mesas ocupadas por los comensales. Sin embargo, es bastante irritante cuando vemos que muchas mesas están vacías. 

Seguimos en nuestra búsqueda…ahora no sólo necesito comida…también un gesto amable. Y lo tuve. Ahí está Roger con su sonrisa, en el escaparate del “Credit Suisse”, ofreciéndome un préstamo… Por favor Roger, suplicaba en silencio…enséñame el camino ¿Dónde están los suizos para socorrerme en estos momentos? Y Roger, que no deja de sonreír no dice: vayan a un Kebab seguro que los atenderán rápido y bien. No son tan suizos como yo, pero igual de amables.

Roger, cara del Credit Suisse
Así fue, cenamos en un Kebab…sin reservación y con mucha calidez.  Es entonces cuando me pregunto ¿dónde nació Roger Federer? Es que no he visto ni una sola cancha de tenis todavía. Y acá viene Wikipedia en mi auxilio. Él nació en Binningen a 87.7 kilómetros de Zürich…no es muy lejos. Ciertamente, la inspiración y su juego debe tener otra explicación.

Y Estrellita con la panza llena de Kebab de pollo, reflexiona: “En Suiza te inspirás y ponés un banco. Te inspirás un poco más e instalás un shooping. Pero llegás al estado de éxtasis cuando instalás una chocolatería.  Roger…fue el más inspirado de todos, ¿habrá imaginado una cancha de tenis hecha de chocolate?

Ay Estrellita…no hace 24 horas que estás en Suiza y ya estás reflexionando pavadas.

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