viernes, 30 de noviembre de 2012

Luxemburgo, capital del país.

Luxemburgo (capital)
18 y 19 de agosto de 2012
Esta ciudad es para ver de día y de noche o sea: quedémonos  un fin de semana, reservemos un hotel (baratito) y disfrutemos de los edificios iluminados por las lamparitas.
Por suerte, la capital de Luxemburgo no está a más de 90 kilómetros de Saarbrücken, por lo que el viaje duró poco.  Con la consigna de: en una valija entra todo (léase: Estrellita no guardes medio armario en la valija) enseguida partimos a las 10 de la mañana del sábado.
Apenas llegamos, buscamos un estacionamiento temporal, ya que al hotel, podíamos acceder recién a las 14.00 horas. Encontramos uno debajo de la “Pl. des Martyts” (Plaza de los mártires) dedicada a todas las personas que murieron víctima de los Nazis. Y como fondo, se encuentra el edificio ArcelorMittal, la mayor compañía siderúrgica del mundo.  Parece que les va bien a los muchachos…



Continuamos paseando por la Avenue de la Liberté y nos encontramos unas cuadras hacia el puente, con el Musée de la Banque y la Banque  et Caisse d’Epargne de l’Etat (el museo de los bancos y las cajas de ahorro).
Ya estamos cruzando el puente, y el día promete mucho calor.  Estamos pasando por un valle profundo, hay un parque arbolado y un hilo de agua atraviesa tímidamente. Ya se observan las simetrías del jardín francés.  Esta ciudad…diría el país entero, es el primo de Francia.  Los dibujos geométricos están presentes.



Cruzamos el puente y llegamos a la Avenue Marie Thérése y comenzamos a caminar hacia el centro.  Desde arriba, vemos la Plaza de la Constitución.  Ya desde cierta distancia, vemos el Pont Adolphe (el puente que cruzamos).  Parece que cruzara un río de árboles.



Casi sin darse cuenta, entramos en las peatonales donde las tiendas de marcas reconocidas se dan cita. Y por dar la vuelta a la esquina (en busca de la oficina de turismo), desembocamos en la Plaza de Armas, con su fuente (que raramente estaba sin agua) y el mercado de pulgas  a pleno. Y también en el trayecto, le saqué foto a una verdulería que si la miran rápido no parece que vendiera frutas y verduras, es más bien otra boutique.




Nos encontramos con un Resto Bar argentino, y aproveché para preguntar dónde se puede comprar yerba…lamentablemente, la dueña (la argentina) estaba de vacaciones en España me dijo el mesero con acento del altiplano y que no tenía acceso a la lista de proveedores.  Y bue, me felicito por intentar.  Ya me voy a encontrar a una Taragüí o Cruz de Malta arrumbada en algún rincón de almacén de una metrópoli.

El Resto Bar, está pegadito al “Theatre  des Capucins”  y luego, en busca de la sombra nos fuimos acercando al río. Nos encontramos con la “parte española” de la villa… (Una villa muy bien llevada).  ¡Miren hasta dónde habían llegado los españoles! La arquitectura se torna más sobria, y nuestro primer contacto con los escalones… Muchos peldaños hacia abajo, y previa sesión fotográfica de la  torre de vigilancia, caminamos por un sendero de madera observando los faroles típicos de calles españolas. Hay tramos en los que no hay escalones; hay caminos con cierta inclinación en donde tenés que “poner el freno de mano” al bajar.

Una vez en el fondo (de la villa) vemos las callejas y las casas sencillas sin adornos, en colores otoñales.  Las casas no tienen mucho espacio para los jardines así que se improvisa, en las calles poco transitadas,  una terraza o un pequeño espacio verde en las veredas.  Llegamos a la primera torre en el extremo de un puente viejo.  Desde allí, se observa más arriba, el nuevo viaducto donde cruzan los autos.  También cruzamos este puente de piedras y encontramos un gatito muy simpático que saludó a las nenas.  Una vez del otro lado (ya estamos en la otra torre) caminamos por la villa hasta la iglesia, católica en este caso.  Y estaba cerrada…así que volvimos nuevamente hasta la torre del puente, para seguir subiendo escaleras porque Estrellita quería llegar hasta la punta y ver el tren pasar.  Tantos escalones, nos dolían los músculos de las piernas. No digo piernas directamente, porque todavía es muy temprano para decir eso.  Pero el esfuerzo no tardó en hacerse notar. Y subimos y subimos más allá de las vías para poder tener un panorama completo de la villa española.  Cuando bajamos para poder cruzar nuevamente, pudimos sacarle una foto un tren que justo pasó.

Entre tantas postales hermosas, encontramos una que nos daba envidia.  Con treinta y pico de grados al mediodía, una piscina merecía una foto.

Pasando por “las tres torres”, volvemos al centro de la ciudad.  Nuevamente aparecen los adornos que se contorsionan en los edificios.  Pasamos rápido por el frente del museo de historia natural y caminamos por una calleja que si fuera de noche, tendría mis dudas…pero como eran las 13.00 nos animamos. Y quizás el peligro no está en las calles…acá estaría dentro de los bancos (je je).  Muy cerca de allí, nos encontramos con el “Chambres des deputes”  (cámara de diputados) o más conocido como “Palais Grand Ducal”. La peligrosidad del lugar amerita custodia.  Un soldadote rosado provisto de una panza generosa y su armamento.  Debe ser bravísimo este buen soldado, porque había uno solo custodiando semejante edificio… es una señal inequívoca del riesgo que significa andar por aquí. Nosotros (argentos) tomamos nuestras precauciones extras y miramos a ambos lados y me agarré bien fuerte el bolso.



De allí, pasamos por la Place Clairefontaine donde hay una estatua muy linda de una mujer y terminamos con otra iglesia, en este caso evangélica.  Era más modesta, en comparación con las visitadas en otras ciudades, aunque no dejaba de ser bonita. A la vuelta, nos esperaba Notre Dame y también merecía fotos.  Aunque para ver a Notre Dame, hay que ir a Paris…


iglesia evangélica

interior de la iglesia evangélica

Notre Dame, Luxemburg.

Y de soñar con Paris, nos fuimos a Mc Donald para almorzar algo.
Pegamos media vuelta y nos encontramos con la dorada Gëlle Fra, monumento dedicado a todos los voluntarios que lucharon al servicio de las fuerzas armadas en la 1° Guerra Mundial.  Y unos pasitos más, pasamos por el casino (pasamos por el frente).

Por fin se hicieron las 14 horas y llegamos al hotel.  Descansaríamos hasta las cuatro, salir antes sería como cocinarse vivo.
Con la cola de caballo lista y las hebillas de flores nuevamente acomodadas, volvimos a salir.  Intentamos cortar camino y ganar sombra pasando por un parque. Además de pasear sin preocupaciones, había un par de grados menos entre la arboleda. 
Salimos del parque y llegamos a una de las plazas donde estaba el mercado de pulgas, aunque ahora estaba desierta.  Encontramos una fuente de agua potable donde la gente recarga sus botellitas de agua.  El agua sale bien fresquita, es un alivio para esta tarde.  Germán pudo sacar fotos a su antojo y a todos lados. 
En medio de tantas cosas extrañas, nuestros ojos se posaron en algo conocido: la camiseta del Diego.  Estaba en una vidriera de una casa de relojes.  Y también estaba el reloj de James Bond…por supuesto, eran relojes carísimos. 

Otra vez, con ganas de perdernos entre las calles, sacamos fotos a las fachadas de los edificios porque son bellísimas. Hasta que llegamos a la siguiente curiosidad: una motoneta blanca, con el casco rosa y un bolso porta mascotas en rosa y negro.  Lo que no vimos (nos dimos cuenta al día siguiente) es que estaba estacionada frente a una tienda de mascotas: mascotas fashion. Los collares de brillantes para perros y las camitas para las mascotas en cuero y detalles…
En busca del balcón más bello del mundo, o mejor conocido como “Chemin de la Corniche” pasamos delante de la Iglesia St Michel, a la que entramos (obviamente) y nos brindó un respiro, ya que al tener muros tan gruesos, estaba muy fresco ahí.


Y por fin, donde se encuentra la rosa de los vientos, indicando las direcciones y distancias de otras ciudades importantes, nos disponemos a disfrutar de la vista que ofrece este balcón.  Y sin dudas que es muy bonito, pero quizás me falten algunas ciudades más por recorrer (y comparar) para asegurar que es el más bello del mundo.  Desde ahí, vemos el valle y edificios importantes como el “Centre de Rencontre Cultural Abbaye de Neumünster”, el “Musée de histoire naturelle, las Casemates du Rock, el río y las casas que se encuentran del otro lado.
Esta cornisa, es bastante ancha.  De hecho es una callecita y a nuestras espaldas hay casas y pequeñas oficinas de profesionales.  Nos sacamos una foto en una puerta de tantas.  ¿Cómo será trabajar acá todos los días?  ¿Llegaría uno a tener el mismo humor con un paisaje así?
Caminamos por la calle hasta llegar a la “Cité Judiciaire” (villa judicial)  Aquí se agrupan todos los edificios que tienen que ver el poder judicial. Encontramos la biblioteca judicial, tribunales, el palacio de justicia, la corte superior, etc. Está todo juntito y por ser sábado, sus calles están vacías.  Sólo turistas visitan la zona, y me atrevería a decir que muy pocos.  La mayoría se quedó sin piernas para llegar hasta acá. 

Dando la vuelta, encontramos otro edificio “Ancienne Caserne de la Compagnie des Volontaires” se trata de una casa que les daba asilo a los que prestaron servicios durante 1881 y 1910.
Cruzamos al islote para ver de cerca los edificios de miramos desde el balcón.  Otra vez, casas con flores…o mejor dicho flores adornadas con algunas casas.  Bancos de madera dispuestos en las veredas.  Había una casa, toda pintada de rosa viejo y en sus ventanas colgaban maceteros con flores del mismo color.  De más está decir, que Estrellita se sacó foto ahí. 
En nuestro recorrido, encontramos que esta ciudad, también convive con calles de agua. Ahora vemos la cornisa desde arriba y a la vera del río hay arbustos de frambuesas y también manzanos.

Nos dirigimos a la “Abbaye de Neumünster”, convertido en centro cultural.  Y también vemos las Casemates, son fortalezas y pasajes construidos alrededor del siglo X por el conde Sigefroi. En los muros, crecen yuyos y algunos tienen flores silvestres. Desde la abadía se la ve y será una de nuestras visitas del domingo.  Pero mientras mirábamos el paisaje, las nenas y Germán se sentaron en unos banquitos con una mesa: era un monumento, pero igual se podían sentar.  Cuando se fueron, había una placa que decía (en francés, alemán e inglés) “donde haya un hombre y una mujer comendados a vivir en la pobreza, los derechos humanos son violados”. Creo que una mesa es bastante representativa…



Y de tanto caminar, intentando hallar un puente para volver…llegamos a un barrio en restauración…parecía como si lo hubiesen bombardeado hace cinco minutos. ¿A dónde mierda estamos, Germancito?  Retomamos el camino, y nos encontramos nuevamente con el jardín y más escaleras… A esta altura, subimos y bajamos muchos escalones.  El valles tiene centros de metros de profundidad y terminamos en una calle donde había muchos pubs y restaurants.  La gente ya se disponía a tomar su quinta, sexta cervecita? Encontramos un pub abierto las 24 horas, pero nosotros estábamos buscando helados (como es costumbre).  Por suerte hallamos el puente y no sé cómo, también encontramos un elevador.




Ahora sí, podemos decir que los pies caminaban solos.  Desenchufamos los nervios de las piernas, porque tantas escaleras nos mataron.  Además, los peldaños no son…ni parejos ni lisos.  En algunos casos pueden ser restauraciones, pero imitaron a los originales (hechos siglos atrás) tal cual eran.
El elevador nos llevó prácticamente a las puertas de Notre Dame (cerrada por restauración) y a la Biblioteca Nacional. 

Nuestro primer día estaba por terminar.  Nos fuimos al hotel para prepararnos para la cena.  Estrellita quiere ir a un restaurant francés…paquete.
Cuando era chica…mi abuela se cambiaba la ropa.  No estaba con la misma ropa por la mañana que por la tarde.  No entendía bien por qué…pero la tarde, era la posibilidad de salir a pasear y las tareas de  la casa ya estaban hechas.  Esto de ir a cambiarme sólo para volver a pasear y cenar (sin hambre), me dio cierto placer.  Dispuestas a reencontrarnos con el atardecer en Luxemburgo y volver a ver algunos edificios en colores.

Más tarde, tomamos el auto (porque Estrellita usaba zapatos de tacos muy altos y finos) y llegamos a dos cuadras de la plaza, donde muchos restaurants se concentran allí. La noche, menos calurosa que el día, se portó excelente. Ni una hoja se movía, eso significa que, permanecí peinada.  Dimos una vuelta (¡la vuelta al perro…o a la perra!) mirando los diferentes lugares, nos decidimos por un restaurant que sin lugar a dudas era francés: Café Francia.  Era divertido, porque decía “café” pero tenía carta con platos y demás cosas.  Enseguida conseguimos mesa.  A mí, “madame” y las niñas “mademoiselle”.  ¡Qué lindo!  Las niñas pidieron pollo con papas fritas y también venía acompañado con un adornito en verduras (del tamaño de un prendedor), estilo francés… Estrellita, pidió carne con salsa de champiñones y brócoli! (lo último fue sorpresa…) y Germán, salmón.  La cena llegó bastante rápido, dentro de los tiempos franceses y las porciones cubrían perfectamente las necesidades nuestras.  De hecho, no pedimos postre porque ya no podíamos comer más. 

Luego, hicimos nuestro mini tour nocturno y sacamos fotos de algunos lugares por donde pasamos de día, ahora a la luz de los faroles…todo era amarillo.  Incluso nosotros salimos verde amarillentos. Tuvimos algunos inconvenientes técnicos para sacar fotos, ya que salían verdes con el tema de estos faroles. 

La “Chemin de la Corniche”  es más lindo…hay luces de otros colores, como el violeta asomando desde las Casemates.  Volvimos al centro, caminando muy despacito…porque Estrellita es elegante.  Y la elegancia implica caminar sobre tacos de 10 centímetros (finos) sobre callecitas empedradas…y un tropezón no encaja con toda esta historia.  Pasamos por unos cuantos bares donde comenzaban a agruparse los más jovencitos…que se bañaron y van por su venteaba cerveza del día.
Tanto glamour cansa. Siendo las 23 horas, nos fuimos al hotel.
19 de agosto de 2012
Tempranito a la mañana nos levantamos re contentos y dispuestos a dejar el hotel para desayunar e ir directamente a las famosas Casemates que nombré tanto y finalmente las visitaremos por dentro hoy.
Volvimos a la plaza donde el mercado de pulgas había vuelto. Nosotros desayunamos en otro café francés: Café de París. Y mientras elegíamos nuestros postres, una orquesta comenzó a tocar en el kiosco abriendo una serie de conciertos de verano.  Comenzó a las 11 en punto de la mañana.   Los postres merecieron fotos también, porque si son famosos los franceses es por la presentación de los platos…minis obras de arte.

Y por fin, con otra monedita en mi colección de monedas del mundo bajamos a estas fortificaciones del siglo X  que fueron ampliadas y mejoradas durante la ocupación española del siglo XVII.  A medida que vamos bajando, a las nenas les gustaba más y a mí…me preocupaba.  Los muros más estrechos, las escaleras caracol de peldaños desparejos e irregulares obligándonos a bajar tomados de la baranda con las dos manos…y los muros se hacen más angostos y la luz…desaparece en algunos trayectos.  A Estrellita ya no le gustaba mucho la idea de “seguir bajando”.  En  mi cabeza trataba de imaginar a 1200 soldados con los cañones prusianos moviéndose por estos túneles y mirando por las troneras. También guardaban sus caballos y había herrerías, y panaderías sin agua, sin luz, con una mugre inimaginable. Todos ahí metidos resistiendo bombazos, o mirando cómo se acerca el enemigo y sin lugar a donde escaparse: solo queda seguir disparando con lo que tengan.  Y para que vean que no exagero, en el folleto advierten que hay 450 escalones en el recorrido.

Y quizás, acercándonos más en la historia.  La gente se refugió en las Casemates durante la 1° y 2° Guerra Mundial. 35.000 personas encontraron refugio ahí adentro y con las mismas condiciones que en el siglo XVII.
Con todo eso en la cabeza, Estrellita se preocupaba un poquito…con los pasajes sin salida y los roces de la gente por intentar subir, y nosotros por intentar bajar. 

Hoy la vista desde las troneras, no son paisajes de destrucción.  Todo lo contrario, es un valle hermoso con árboles frondosos y casas con flores.  Salimos de la fortaleza subterránea y retomamos el camino por el parque  a descansar un poco.
Encontramos un par de bancos alejados del sendero bajo al resguardo de las ruinas de las Casemates.  Nos quedamos sentaditos respirando aire fresco…hasta que se me ocurrió mirar hacia arriba.  Eran como 15 arañas (bien negras de cuerpo chiquito y patas largas) todas juntas unas encimas de otras…sobre mi cabeza y la de Germán.  De pronto, ya no necesitábamos más aire fresco…nos dieron ganas de caminar rápido.
Retomamos el sendero y llegamos hasta una lomada de pasto verde brillante, se llama “Vallée de la Pétrusse” a donde Paula quiso subir.  Nosotros le hicimos de apoyo logístico desde la base y la filmamos en su ascenso y descenso.  Ella tan agradecida, nos regaló un resbalón y una sentada de traste.  Nosotros le regalamos risas.

Continuamos caminando hasta la Plaza de la Constitución, por supuesto que también había escaleras de adoquines.  A esta altura podría decir que, lo romántico hace doler los pies.

Finalmente llegamos hasta arriba y nos fuimos a conocer la zona moderna de la ciudad.  Donde también se halla la Galería de arte “Mudan Luxembourg”.  Y acá…sí que se me cruzaron los cables…y se mezclaron los esquemas.  El arte da sorpresas…

Esta Galería es moderna, pero aquí no encontré cuadros pintados con formas inentendibles.  Aquí encontré arte en otras expresiones: hecho con películas, música…fotos.   Y me di cuenta, que quizás una sola pieza (si la miras individualmente) no tiene la fuerza del mensaje que se pretende transmitir; hay que ver toda la sala del artista junto.
Algunos de los artistas que conocí, y de los que me pude llevar algo…por ejemplo de esta mujer: Sanja Ivekovic y su trabajo “waiting for the revolution” .  Es croata, y aborda diferentes temas desde lo político hasta la violencia contra la mujer.  Lo expresa a través de films y fotografías.  Pero quizás una de sus obras más controversiales, fue la Lady Rosa of Luxemburgo, una réplica del monumento conmemorativo de la guerra que se encuentra en la Plaza de la Constitución de la ciudad de Luxemburgo y que dedicó a la política alemana asesinada en 1919. Ivekovic retiró la Nike original y la reemplazó por una mujer embarazada. En el pedestal inscribió, además, una serie de leyendas en inglés, francés y alemán que rezaban: La Résistance, la Justice, la Liberté, L'independece-Kitsch, Kultur, capital Kunsti-Whore, Bitch, madonna, Virgin. La intención de la artista en este proyecto fue subrayar la enorme importancia del papel jugado por las mujeres en la resistencia a los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial, un papel sistemáticamente silenciado durante décadas.  Hasta acá, podría decirse que todo es normal…bueno, no es así.  Este monumento está en la Galería de Arte porque cuando fue emplazado junto al otro (la dorada Gëlle Fra) generó un escándalo terrible al punto tal que fue retirado a los pocos meses de su inauguración. No sólo por las inscripciones en la base, sino porque también estaba dedicado a esta mujer: Rosa de Luxemburgo, una militante socialista (que estuvo en contra de que Alemania entrara a la 1° Guerra Mundial).  Digamos que una estatua de una socialista, no encaja en Luxemburgo y por supuesto despertó mal humor entre los banqueros.  Así lo cuentan los diarios del momento, que también están expuestos en la sala… ¿vieron lo que hace una estatua de una mujer embarazada y la inscripción de “puta, virgen, etc. etc.”? Y esto no pasó en las décadas del 50’ o 60’…esto pasó en 2001. 

Otro artista que podría decir “clásico” entre los modernos es Steven C. Harvey, un inglés; hizo dibujos a lápiz en blanco y negro sobre naves futuristas y el destino de la raza humana y los demás animales.  Su visión es bastante pesimista sobre el tema…pero los dibujos de las naves espaciales son increíbles. Su exposición se llama “Vehicles”.
Y por última, así no se hace tan pesadita la historia, vi algo de la artista Su Mei Tse de la China? De Inglaterra? (No sé, porque dicen que es hija de una china y de un inglés).  En este caso, era una fuente blanca con su angelito en la punta, del cual brotaba tinta negra.  Su trabajo intenta responder a la pregunta de cuál podría ser el lenguaje universal, y alcanza la armonía más completa expresándose por medio de estrategias neo surrealistas que incorporan símbolos y metáforas que se apoyan en la inmediatez y la poesía de sus materiales y en un profundo interés por el gesto”.  Esta explicación sobre la artista, la encontré en internet en la Fundación Joan Miró y me pareció una explicación de la obra bastante entendible para mi… mente chiquita.

Por supuesto que también hay salones en los que mi cabeza se mete, figuradamente hablando, dentro de un hoyo como la avestruz, porque no hay manera de que entienda: pedazos de cartones de diversos colores encastrados unos con otros de un par de metros de altura… todavía no le hallo la vuelta a estas cosas.
Y así de corrida, vimos una habitación de estilo gótico muy chiquita en comparación con las demás, donde un artista exponía sus  cuadros hechos con radiografías.   Sus imágenes eran impactantes…porque eran imágenes (cráneos) de personas besándose…

En la galería, se nos fueron unas dos horas largas…y una vez fuera de ahí, dimos una vuelta para mirar nuevamente la ciudad (la parte antigua) desde allí.  A nuestras espaldas había otro museo, pero sólo le sacamos fotos desde afuera.  Todavía nos quedaba ver el edificio de la filarmónica y otros modernosos con sus cristales en dorado y plata. Entre tantos, también sacamos fotos  al edificio de la Corte Suprema de Justicia de la Unión Europea. 



La ópera

Sin plantas del pie…nos subimos al auto, tomamos la Avenida JFK (la gente de Luxemburgo, es gente agradecida) y ya emprendemos nuestro camino a la heladería (¡no crean que Estrellita, se va a quedar con un domingo sin helado!) y otra vez, otra orquesta en la plaza…porque la seguidilla de conciertos de verano continuaba. 

Escuchaba la canción  y se me hacía familiar.  Estaban interpretando las melodías de la película “La Sirenita”.  Y qué puedo decir antes de irme…solo dejarles unos versos:
“Y poder ir a descubrir,
qué siento al estar ante el sol.
No tiene fin, quiero saber más, mucho más.”

Fin.