sábado, 5 de enero de 2013

Völklinger, Deutschland.


Völklinger

23 de septiembre de 2012

Este fin de semana estuvo livianito.  Pasamos el sábado en la ciudad y aprovechamos para dormir hasta aburrirnos. No pasaron las 10 de la mañana que ya estábamos desayunando y nos fuimos a comprar unas cosas.  Por la noche fuimos a cenar a la casa de un compañero de Germán y nos dieron el dato que origina nuestra visita del domingo.

Tratando de hacer hablar a las nenas en alemán, llegamos a la pregunta ¿Qué te gusta de Saarbrücken? Y ahí no más, las nenas dijeron: los autos. Empezaron por las Ferraris. Desde ahí, nuestra visita apuntó a Völklinger.

¿Pero que puede tener esta ciudad, netamente industrial de atractivo turístico? Elemental Estrellita, un fundidora de metales declarada por la UNESCO patrimonio cultural.
 

Y ahí “acompañé” a los tres fanáticos de fierros (diferentes fierros y en diferentes estados) a ver la “fabriquita oxidada”.  A unos 10 minutos por la autopista se encuentra este lugar.  ¿Cuánto podemos tardar en ver unos hierros retorcidos? ¿15 minutos? ¿Media hora? ¡Ay Estrellita! No sé qué idea tendrás vos acerca de lo que es una fundidora de metales….pero seguro que lo que pensás, no es.

Como les dije, llegamos rapidísimo y la fábrica se observa desde cualquier punto de la ciudad.  Directamente estacionamos en el playón que alguna vez fue el estacionamiento de los trabajadores.

En el fondo, la fundidora (o sea, la fábrica)
 

Empezamos a caminar hacia la puerta de la “fábrica museo” pero nuestra marcha se detuvo ante ¿las 7 maravillas del mundo? ¿7 monumentos automotrices? ¿7 autos de puta madre? ¿7 Ferraris estacionadas formando una media luna?  Ahí estaban los dueños de las máquinas como si fuera una reunión del jardín de infantes, cada uno con su “bebé”.  Había, entre tanta gente, una rubia muy bonita.  Es el resumen de por qué no voy a tener una Ferrari (ji ji ji).  Se ve que llegamos justo al final de la reunión, porque después de unos minutos, tomaron los autos y se fueron. 

Las ferraris y la fundidora detrás.

 
la rubia bonita
 

No quedó más que ir a ver la fábrica.  Pero hagamos esta historia más interesante… (Por suerte). Sucede que como todo lo que está en Saarland está manchado por la guerra, hay datos ciertamente llamativos que se pueden mencionar sobre este lugar.

 

La historia de esta fábrica comienza en 1881 cuando el empresario Carl Röchling se dedica a la producción de arrabio (Fundición de hierro que se obtiene en el alto horno y que constituye la materia prima de la industria del hierro y del acero). El primer horno empieza a funcionar en 1883.
fotos del interior de la fundidora.

En 1890 se convierta en la mayor productora de acero viga en el Imperio alemán.

 


En  1897 la primera batería de hornos de coque (Combustible sólido, ligero y poroso que resulta de calcinar ciertas clases de carbón mineral.) se erige directamente adyacente al alto horno en Völklingen.

así se protegían los empleados del polvo y el calor
 

En el 1900 se introduce el motor a gas en la industria del hierro y el acero (motores de combustión… ¡Eso estamos viendo en la escuela! Perdón, eso están viendo las nenas en la escuela.)


 

Para 1911 ya se trataban y fabricaban otros derivados del hierro y el acero (fertilizante, productos de alquitrán de amoniaco, benceno y variados.)

 

En 1928 se introduce la tecnología de sinterización (Producir piezas de gran resistencia y dureza calentando, sin llegar a la temperatura de fusión, conglomerados de polvo, generalmente metálicos, a los que se ha modelado por presión.) ofrece la oportunidad de reciclar productos de desecho de los procesos de fundición - es decir, polvo mineral, polvo de alto horno de combustión. Ya tenemos una idea de que lo “re-utilizable” se instala en la sociedad. 
 
la naturaleza está haciendo su trabajo
 

En 1944 Durante la Segunda Guerra Mundial miles de hombres y mujeres que trabajan en las obras Völklinger - especialmente de Rusia, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo fueron víctimas de las condiciones excesivamente duras de trabajo y mala de las ferrerías. Al final de la guerra, los herrajes empiezan  a funcionar bajo la administración francesa. Y acá está contada con bastante suavidad la cosa.  Pero por cierto que hubo muchos abusos.  De hecho, los hermanos Völklinger (ya no los fundadores porque a esta altura estaban fallecidos) fueron enjuiciados por crímenes de guerra. La fábrica y todo su patrimonio, les fue quitado y ellos fueron a prisión. En un blog llamado “El blog del ciudadano comprometido” leí que, al acercarse el final de la guerra y ante la derrota inminente, Alemania organizó una reunión para determinar los pasos a seguir en cuanto a la economía se refiere.  Los nazis citaron a varios empresarios entre ellos, la familia Röchling, la cual envió representantes. Por supuesto, se les exigió fidelidad a su nación y se les extendió el “plan” para contraatacar.

 

Pero no se angustien por la familia Röchling.  Cuando la región volvió a cambiar de manos (ese decir, volvió a pertenecer a Alemania), ellos fueron indultados y les devolvieron la fábrica y todo lo demás.  Acá no ha pasado nada y sigamos fundiendo metales.

caminando por uno de los tantos puentes colgantes.
 

Para 1965, hay 17.000 personas trabajando en la Hütte Völklinger.  Pero como todo, siempre hay una crisis a la vuelta de la esquina.  En 1975 comienza “la crisis del acero” a nivel mundial. En 1982, las instalaciones siderúrgicas en Völklingen y Burbach se fusionaron para convertirse en ARBED-Saarstahl.  Sin embargo, en 1986 se cierra la fábrica porque ya no es más rentable.

A partir de allí, comienza el camino para convertir al gigante de hierro en patrimonio de la humanidad. 

Y entre tanto hierro oxidado, polvo, tierra… ¿qué encontramos? Una novia.  Estaba sacándose fotos en un puentecillo colgante.  ¡Qué ganas! Pero bueno, se ve que quiere mucho a su ciudad…

 

Nuestra visita nos llevó desde el subsuelo hasta unos cuantos  metros de altura entre chimeneas apagadas.


 

En el subsuelo, se encuentra un área de laboratorio para los más chicos (y nosotros también) donde podemos ver diferentes “juegos” que explican algunas nociones básicas acerca de la propiedades de los metales, entre ellos el hierro.  Principios del magnetismo, ¡y también estaba la máquina de imprimir medallas!  Así que Estrellita se llevó dos medallitas del museo. Había un mini imán para jugar, un microscopio y otros jueguitos con imanes.
Germán, jugando con un brazo magnético

comportamiento del hierro con el imán
las nenas jugando con unas arandelas e imanes

 
 
En otro sector, nos encontramos con los tres elementos: agua, fuego y aire (Tierra no hacía falta, porque está por todos lados). Acá encontramos otros juegos para observar diferentes reacciones. En uno del aire, se forma un pequeño huracán.  En el pasillo del agua, hay un cubo de hielo gigante.

soplando para formar una gran burbuja
esto...es muy familiar para muchos

el gran cubo de hielo seco
uno de los pasillos dedicados al fuego

y aquí, observamos el comportamiento del aire, cuando el "planeta" cambia de dirección
 

En exhibición hay ropas e instrumentos que utilizaban los trabajadores.  La vida no fue fácil acá adentro.  No sólo por las altas temperaturas, el polvillo y la mugre permanente es difícil de soportar.
Estos son cascos de metal, pero no necesariamente los que se utilizaban aquí adentro. Son de soldados.


Entre las muestras extrañas, hay un cuchillo realizado con metal fundido proveniente de un meteorito que cayó en México. ¿Un metal del tercer tipo? ¿Un metal del más allá? (pónganle el tono de la cordobesita de Doritos en el cerro Uritorco) Ji ji ji.

el cuchillo del más allá!
 
A esta altura, a Estrellita no le cabían dudas de que esta mega fábrica era interminable…hasta una red de vías internas tiene.  Cuatro horas estuvimos ahí adentro. En un trayecto del paseo hubo que usar cascos de seguridad.


casco de seguridad
subiendo hasta las chimeneas

vista desde las chimeneas
 
 

Ya nos estamos yendo, aunque todavía falta una parte que ver de la fábrica.  Tenemos que cruzar por un puente (pasa por arriba de la calle) para llegar al salón donde se supone que es el encuentro de las Ferraris… según la información de internet, sólo habría fotos de los autos.  ERROR. 


 

Además de las fotos, estaban las máquinas a gas que se construyeron a principios del siglo XIX, otras Ferraris y…Chachán chachán: una orquesta. 

máquinas a gas
 
 

Dedicamos un rato a escuchar las interpretaciones de la orquesta cuyo tema principal son “los héroes”.  En su repertorio (el que escuchamos), se escuchó la música de la película de James Bond, Forrest Gump y Piratas del Caribe. (¿Héroes? No sé. ¡Igual, flor de películas!).  Con las Ferraris en medio del salón, entre paredes con ladrillos a la vista y toneladas de metal, disfrutamos de la música.  No puedo evitar pensar lo bien que se hubieran visto: el agente 007, Forrest  Gump y Jack Sparrow arriba de una Ferrari.

 

 
 
 

Vamos a casa, que hace frio…

 

 

 







 

 

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