jueves, 17 de enero de 2013

München, Café Royal (Bonus track)


München,Bonus track: Café Royal

Octubre 2012

Jueves en Múnich recién salidos de La Residenzmuseum con el sol escapando por donde se escapa siempre, cada vez más temprano.

Buscando una rica confitería para degustar una buena porción de torta y un rico café.  Por supuesto, habíamos apuntado una en nuestras mentes.  Desde el mediodía antes de la entrada al museo la descubrimos y observamos que la  gente comía golosa sus tortas con crema a montones.  No hacía falta que nos dijeran más.

Caminamos bastante, ya que no estaba tan cerca como suponía. Al llegar nos encontramos que todas sus mesas estaban ocupadas.  ¡Qué desilusión! ¡Justo que habíamos encontrado un lugar que nos gustaba a los cuatro! La ciudad tiene una variedad amplia de confiterías, bares y restaurantes…pero decidirnos por uno es muy difícil.  Los cuatro, tenemos gustos…digamos, gustos… (¿Tenemos gusto? Sí, tenemos) …entre refinado, cerrado, peculiar, selecto y exigente. Lo cual eso reduce a muy pocos lugares donde poder ir…todos juntos.

Con la noche en la puerta, entramos igual. Hacía demasiado frío.  Traté de “trasladar” el problema a las meseras, en vez de dar la vuelta y volverme con el  problema a cuestas y la panza vacía. O sea, quiero merendar en este lugar y no hay sitio…y no me moví del recibidor.

Gracias a esta actitud, conocimos otra costumbre de por aquí: compartir la mesa del café con extraños. Pasaron  pocos minutos y unas señoras se levantaron de una mesa con un lindo sillón amplio y sillas. La mesera les cobró, y nos indicó que nos podíamos sentar allí.  Pero nosotros no nos movimos del pasillo.  Un señor, al otro extremo de “nuestra” mesa permanecía con su café sin indicios de levantarse, más bien, ojeaba el diario. 

Dudando hasta si había entendido bien lo que me dijo la mesera…permanecí en el pasillo hasta que reiterara la invitación.  No tardamos mucho en darnos cuenta que así serían las cosas.  Compartiríamos la mesa con un señor desconocido en el otro extremo.  En parte es compresible…porque una mesa para seis, no  es negocio si sólo hay un comensal.

Acto seguido, y luego del “Guten Abend” de rigor, empezamos a leer (bueno… ¿adivinar?) la carta. Hay situaciones que no escapan a ningún lugar en el mundo: muchas de las tortas que se indican no hay, se acabaron.  Para acelerar el pedido entonces, me levanté hasta la heladera mostrador e indiqué la que me gustaba. ¿Qué tenía? ¡No sé! Yo vi luz y entré….o mejor dicho, yo vi crema y señalé…

Las nenas, eligieron una con Schokolade y Germán tampoco sabía lo que ordenó, porque simplemente pronunció el nombre de la torta y resulta que de “esa” sí tenían. 

También pedimos jugo de naranja exprimido para cada una de las nenas, Germán pidió un café con chocolate o un chocolate…no recuerdo.  Y yo, para que la sorpresa sea completa, pedí un “Café Royal”…el cual nunca había probado.  ¿Qué puede tener? ¿Una coronita dorada en la cucharita? Royal…Royal…me suena a flan. ¿Tendrá un flan flotando? ¿Lo asocio a la familia real? No importa, ya me sentía princesa…me iba a tomar un café a lo principesco…

No tardaron mucho en traernos nuestra orden (orden real…ji ji ji).  Y yo no sé a qué viene el nombre Royal para el café, pero no hizo falta tomarlo…solo con olerlo quedé como una princesa…ebria.

Iba por el cuarto sobrecito de azúcar, quizás así se aplacara el alcohol que tenía eso.  Mientras lo tomaba, sentía el estómago prenderse fuego…la faringe ya se había perdido en el primer sorbo.

Agradeciendo a mí misma por no haberme creído reina y pedir el “café extra grande royal”. Con princesa alcanza…ardía mi estómago real.

Al poco tiempo, el señor se levantó y esbozó un “Aus Wiedersehen” yo…creo que dije algo similar. 

Pensando en el camino de regreso y detectando mi actitud de “princesa  risueña” pagamos y nos fuimos. No sé lo que recuerden mis hijas y Germán…yo recuerdo que se reían mucho.  Me miraban y se reían mucho.  ¡Habré dicho muchas pavadas, pero jamás di un paso en falso! Y eso que caminar sobre veredas medio congeladas no es fácil. ¿Habré propuesto un brindis por los chistes malos? Mmm pavadas, pavadas…en un emborrachamiento de asociaciones libres, creo que imité el caminar de una oca (Las ocas de la película “Los Aristogatos”), pero no estoy segura…o era una gansa? Bue, no me acuerdo. Sufro de mala memoria de princesa de corto plazo.

A pesar del alcohol, no tenía sueño.  Todo era brillo en la peatonal de Múnich. Los pajaritos no cantan por la noche,  faltaba solo eso. ¿Se tomarán un café de éstos los reyes? ¿Era alcohol con café o café con alcohol? Ahora tengo sueño…ahora no, ahora sí, ahora no…. ¿Qué era? ¿Whisky? ¿Licor? ¿Moscato? Infinitas posibilidades… ¿Gansa en problemas? ¿Pata en apuros? ¿Oca distraída? ¿Cisne contrariada?...infinitas posibilidades.  Menos mal que ya llegamos al hotel. 

 

Receta para el café royal

Ingredientes para Café royal:

  • 1 taza de café negro bien caliente
  • 50 cc de brandy o coñac (se ve que Estrellita no conoce de alcohol…porque ni se imaginó que era alguno de estos)
  • azúcar a gusto
  • chantilly

Preparación

  • Sobre la taza de café caliente poner el azúcar y verter encima el brandy o coñac.
  • Con un encendedor prenderle fuego y esperar a que la llama se apague solita. Revolver.
  • Colocar encima crema chantilly. ¡¡Y a disfrutar mis patitos!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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