miércoles, 2 de enero de 2013

Paris, Francia 4° parte


Domingo en París, Notre-Dame
Nos levantamos un poco más tarde, a las 8.30 horas. Para las 9, el comedor del hotel estaba completito. Nosotros muy tranquilos desayunamos e hicimos el check out. Por suerte podemos dejar las valijas allí hasta que sea la hora de tomar el tren de vuelta. Pensando en Notre-Dame, esa catedral mágica llena de historias inspiradas en verdades crueles y testigo de hechos históricos de Francia nos fuimos para allá vía Metro. Hay que bajar en la estación Les Halles otra vez. Unas cuantas cuadras antes de llegar, pasamos por un café y fíjense el detalle de las sillas…están dispuestas en la vereda como si fuera una terraza. La gente se sienta de cara a la calle. Volvemos a cruzar el Sena ya que Notre-Dame está en una isla. En el puente nos pasó otra cosa…

las sillas...extraña posición.
Estábamos los cuatro muy distraídos (es el síndrome de la tranquilidad) cuando se presentaron tres chiquillos de entre 10 y 13 años. Con cierto grado de exaltación nos cerraron el paso y nos pidieron una contribución (eso entendimos en medio de nuestro aturdimiento) para los chicos sordomudos de París. Por algunos segundos me asusté. Es que por todos lados, hay recomendaciones con respecto a rateros, pungas y cosas por el estilo. Los portales de internet advierten del delito…y en los museos hay carteles previniendo de estos temas. Me asusté, les solté € 5 a dos, mientras que Germán hizo lo mismo con el niño que le acosaba a él. Yo miraba la mochila de Germán y para atrás, porque pensaba que pudiera haber otro mirando de lejos. Las nenas se alejaron un poco…nos esperaban a mitad del puente. De pronto los chiquitos se alejaron y desaparecieron. Por supuesto que no eran representantes de los sordomudos de París…
Estamos en Pont Neuf, vemos la Square du Vert Galant es una placita de plantas se ven los brazos del río desde la punta. También se ve el Louvre.

Sobre el Pont Neuf
Square du Vert Galant

Pasamos por el Palacio de Justicia. Alguna vez fue una cárcel y hospedó (seamos elegantes) a Luis XVI y María Antonieta antes de pasar por la guillotina.
Llegamos a Notre Dame y siendo las 9.45 horas encontramos una cola impresionante. Metros de gente esperando para entrar. No podía creer. ¡Qué emoción! Veo las gárgolas y me acuerdo de la película “El jorobado de Notre Dame” de Disney. Las dibujaron igualitas. Estrellita estaba hecha una idiota mirándolas desde el suelo. Son las que cuidan la catedral…y las palomas también la cuidan.

Notre Dame
Estamos entrando en el momento que se oficia la misa. Todos estamos en silencio. Es la primera vez…que veo los confesionarios con los curas adentro y escuchando los pecados de cada quien…

Empezamos mirando todo a nuestro alrededor. Es oscura y misteriosa. Estamos llegando a los rosetones…son las ventanas circulares enormes. Son tres. Relacionados con el simbolismo de la rosa, común en la literatura medieval cristiana y musulmana, los rosetones de Notre-Dame de París se encuentran entre las obras maestras del arte cristiano. El del norte y sur miden hasta 13 metros de diámetro.

Notre Dame, en su interior.
interior de Notre Dame

una de las rosetas
Estamos dando la vuelta a la catedral. Las personas de seguridad nos dicen que no nos detengamos mucho. Hay mucha gente aquí adentro. Pasamos por un candelabro antiguo que actualmente está en exposición. Es la primera catedral que veo colmada de gente, es decir, asistiendo a misa. Al finalizar nuestro recorrido se encuentra la tienda de recuerdos. Notre-Dame no escapa a esto, aunque las cosas que tiene son preciosas…Estrellita quiere. En el altar mayor, vemos una escultura llamada Piedad y detrás la Cruz de la Gloria.

Notre Dame, colmada de gente que asiste a misa
antiguo candelabro
Después de darle dos vueltas a la catedral, no es suficiente. Estrellita quiere subir por las escaleras hasta arriba de todo y tocar las gárgolas…Lo que no sabe Estrellita es que le espera una cuadra de cola, traducido en una hora y media de espera.
la cuadra de cola para subir a las torres de Notre Dame
Estrellita sopla y resopla pero igual va a esperar… ¿cuántas veces voy a subir a la torre de Notre-Dame? Los negocios de comida en la vereda de enfrente ya tienen todo listo para vender a los turistas sus clásicas baguetes. Compramos un par de baguetes de tomate, lechuga, jamón y queso para compartir entre los cuatro. Nos falta media hora más para subir.

Estrellita...esperando.
¡Hasta que nos tocó pasar! Empezamos con una escalera caracol de unos 80 o 90 centímetros de ancho, tremendamente empinada. No sé cuántos metros subimos, pero fueron muchos. Antes de proseguir, nos llevan a…¡OTRA TIENDA DE RECUERDOS! Lo que pasa es que el ascenso y visita a la catedral es gratuito. Hay que rebuscárselas de alguna forma. Acá tenían cosas muy lindas de la catedral y también de la Torre Eiffel. Es así como encontré mi medalla de la Torre…y que por supuesto Germancito me compró. Después de 15 minutos barados en el shopping celestial nos indicaron que podíamos seguir ascendiendo. Más escaleras empinadas y estrechas. Con los escalones de mármol gastados e irregulares. Llegue agitada.
Otra maravillosa vista de la ciudad. Se ve a La Défense, el barrio moderno de París y que también queda por visitar la próxima vez. En otra foto, vemos a la Iglesia Sacré Coeur (Iglesia del sagrado corazón) que es blanca y pareciera ser enorme también.
la gárgola que vigila desde Notre Dame
La Defense desde Notre Dame

Iglesia Sacré Coeur
Estamos llegando al campanario. La campana mayor, llamada Emmanuel, pesa trece toneladas. Se la utiliza en las grandes fiestas religiosas y en los acontecimientos nacionales. Estrellita busca alguna señal de Cuasimodo…se ve que salió a pasear este día.

Campana Emmanuel
Cuatro horas estuvimos en Notre-Dame. Vamos a almorzar.
A la hora del almuerzo, los cafés y los restaurantes están que revientan de gente. La crisis europea se ve que no tocó París…Nosotros encontramos un café a unas cuadras y pedí algo bien francés: crepe especial (jamón, queso, tomate, lechuga y un huevo frito). Las nenas pidieron pollo con papas fritas y chuletas de cerdo con papas fritas (bien livianito) y Germán salmón. La comida cocida, el tamaño ideal. ¿Qué más se puede pedir? Debimos haber tomado nota de este café…así volvemos.
Tenemos que cruzar el Sena nuevamente…vamos a nuestra próxima visita.
Otra postal de París, desde las alturas de Notre Dame

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