miércoles, 28 de agosto de 2013

Costa Azul, Francia. Día 1


San Raphael
Una bacana
4 de agosto de 2013
“Quizás porque mi niñez
sigue jugando en tu playa
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya,
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.”
La noche anterior fue de las mejores noches, en cuanto a dormir y descansar se refieren.  Creo que no me he despertado ni una sola vez, desde que apoyé la cabeza en la almohada hasta que sonó el despertador. 
La cama del hotel y las almohadas son muy confortables. Eso es más que importante para levantarse de buen humor.
Retomando el plan de “desayunos reducidos”, hoy estrenamos la jarra, los tecitos y comimos lo que queda del bizcochuelo y la tarta. En la habitación de mis hijas hay una pequeña heladera, así que podemos enfriar agua también.
Si bien prometí que este día sería corto, resulta que no fue tan así.
Después del desayuno, nos fuimos a la playa. En el camino, nos encontramos con una procesión.  Estaba la calle principal cortada. Pero como es domingo, no hay mucho tránsito.
La procesión
La playa ya está cerca…y resulta que, la arena no es para tanto.  Lo que sí puedo comprobar es que no hay viento. Y eso es maravilloso. Con nuestra sombrilla de €10 (es muy barato…así que mejor que no haya ni brisa) disfrutaremos de la mañana  a orillas del mar Mediterráneo.
Saint Raphael.
Otro rumor que escuché, es sobre el agua transparente. También es verdad. Uno se puede ver los pies cuando tiene el agua al cuello.  Y la tercera gran noticia, la temperatura del agua: 24° grados… estoy en el paraíso.  ¿Y cómo sé la temperatura del agua? Bueno, el rescatista tiene anotado en la pizarra ese tipo de información. 
Y la bandera color celeste… nunca vi ese color.  Es decir, en la costa argentina siempre hay mucho viento y muchas olas… generalmente la bandera que predomina es la roja y negra (de mar peligroso).
Puesto de rescatista
El otro gran chisme…es lo que acabo de deslizar: no hay olas. Lo cual hace parecer que todo sería más aburrido, pero no es así. La gente va al agua con juguetes inflables y con pelotas. Juegan y disfrutan de lo lindo.
Otra cosa que me llamó la atención: los baños públicos y los duchadores. ¡Pero Estrellita! ¿Bajaste de la montaña ayer? ¡Ay! ¡Es que en Argentina no se consigue! Y no se trata de ser más o menos humanos… No es humanidad lo que nos falta. Nos falta URBANIDAD.
Saint Raphael.
Esta ciudad balnearia, tiene veredas… uno sale de la playa y hay veredas… Tranquila Estrellita, no llores, te perjudicás.
Esta mañana es perfecta. Las niñas juegan en el agua, el padre juega con las niñas…y yo los miro desde mi sombrilla tomando mate…sin viento, ni pelotazos que amenacen con volarme un diente. Como diría mi abuelo: una bacana.
El mate y Saint Raphael.
 
On Tour
 
Por la tarde, decidimos caminar hasta la ciudad balnearia limítrofe: Fréjus. Paseamos por el embarcadero. Un velero más lindo que otro. Y también aprovechamos para mirar algún vestidito, que nunca están de más…
Fréjus
Entre otras cosas, compramos una lona para tomar sol, porque con una sola no alcanza.  Y llegamos hasta las playas de Fréjus. En realidad, digo llegamos porque no se puede acceder directamente caminando por la orilla. Hay rocas que van dividiendo las playas y además muchos veleros y otras embarcaciones que tienen delimitado por donde entrar y salir. 
Playas de Féjus
Entre las “cosas raras” que vi, fueron las boyas. Delimitan hasta donde puede ir  un bañista. Algo extraño para mí, que soy  foca de la costa argentina.  No hay problema, que con los 200 metros que hay, me arreglo.
Hubo oportunidad de ver un Étendard, avión de ataque francés, que está en exposición.
Ètendard
Y las nenas se quedaron muy contentas cuando vieron un montón de gatos aparecer entre arbustos cercanos. Eran bastante cariñosos los felinos así que, se quedaron un rato con ellas.
Los gatitos
Embarcadero de Fréjus
Con paso obligado a una heladería, nos volvemos al hotel para prepararnos y salir a cenar… ¿Seguía la procesión? ¡Guau! ¡Esta vez era con antorchas y velas! Quedaba muy pintoresco, aunque…mejor sigamos en busca de un restaurante.
Procesión

Procesión
Esta vez, fuimos a un lugar llamado Le Petite Bouffe.  Nos tocó una mesa al aire libre y  disfrutamos de fuegos artificiales que se tiraban desde la playa. Tuvimos que esperar a que nos preparen la mesa. No me gustaba mucho esto de que me digan “ten minutes”… y después otros “seis minutes”… Me hacía gracia el seis, ni cinco ni diez… Es muy francés para mí.  Además, debíamos esperar en “la vereda” porque si no estorbamos a las mozas… Yo mientras (con mi administrativa a cuestas) le iba diciendo a mi esposo qué cosas se deben hacer y qué no. Es que no tengo mucha paciencia. Aunque después de eso, la atención fue muy amable. Hoy ya no había tanta gente en las calles. Es día de recambio, y las cosas comienzan a desacelerarse.
Fuegos artificiales que vimos desde el restaurante.
Hoy fue, un día perfecto…para enmarcar.
 
Atardecer desde nuestro hotel.
 

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