lunes, 23 de diciembre de 2013

Roma, Italia. Parte 3. Día 1


Roma

27 de octubre de 2013

La batería de la cámara de fotos estaba agotándose. La tragedia del día fue: la falta de repuesto.  Mi esposo buscó y revolvió su mochila hasta quedar convencido que la batería de remplazo no estaba allí. Y lo peor, no sabíamos si la perdimos en la calle o la olvidamos en el hotel. Nuestro “plan B” era utilizar la cámara del celular… pero ya estábamos con el ánimo bastante alterado. La calidad de las fotos no es la misma. Tuvimos que hacer “economía de guerra” con las fotos.

A metros del restaurante donde almorzamos, se encuentra la Fontana de Trevi.  De tantas películas con la famosa fuente detrás… ¿cómo no se me ocurrió que “editaban” gente?

Fontana de Trevi
Antiguamente (en la época en que los acueductos romanos no eran ruinas para mirar), se tenía por costumbre hacer una fuente en el punto final del acueducto. En este caso, es el fin del Aqua Virgo (Acqua Vergine) un acueducto que proviene de una fuente de agua pura  que, con ayuda de una virgen, pudieron descubrir a sólo 22 kilómetros de Roma.

Fontana de Trevi
Y digo yo… teniendo al Tíber, ¿por qué hacían tantos acueductos? Bueno, la abundancia puede traer algunos excesos. El Tíber, era utilizado para arrojar aguas cloacales y otros desperdicios. Por lo que a esa altura de la historia, estaba altamente contaminado. El Aqua Virgo funcionó durante 400 años y no fue hasta que los godos interrumpieron el acueducto para asediar Roma (ya les había contado sobre estos muchachos cuando hablé de las Termas de Diocleciano), que los romanos tuvieron que abastecerse de aguas contaminadas del río y de las primeras napas de agua obtenidas de pozos. Esto ocurrió durante el medioevo, tengo que suponer que, se habrán enfermado bastante.

Al principio, esta fuente no era tan fabulosa.  Se introdujeron modificaciones y la fuente actual se terminó en el año 1762. Está por descontado que tiramos monedas a la fuente, porque definitivamente Roma es para volver.



En diagonal a la Fontana de Trevi, se encuentra la Chiesa dei Santi Vincenzo e Anastasio a Trevi que, solo se las puedo mostrar por fuera… porque no entramos.  Hay muchas y demasiadas cosas que mirar. Pero les dejo el nombre, por si quieren buscarla por internet y ver si para ustedes vale la pena visitar.


Chiesa dei Santi Vicenzo e Anastasio a Trevi.
A 5 cuadras de la fuente de Trevi, está la Piazza Colonna. Allí podemos apreciar el Palazzo Chigi y la Columna de Marco Aurelio.  El Palazzo Chigi, era la embajada del Imperio austrohúngaro y hoy es la sede del gobierno italiano.

Palazzo Chigi, Piazza Colonna.

La columna de Marco Aurelio es un monumento que se construyó entre los años 176 y 192 para celebrar las victorias del emperador romano Marco Aurelio contra los germanos y los sármatas. En el tope de la columna, se encontraba una estatua del emperador, pero fue sustituía por una de San Pablo, por orden del Papa Sixto V en el siglo XV.


Columna de Marco Aurelio, Piazza Colonna.

Nuestra visita continúa a la Piazza Montecitorio. Es muy ventajoso que los palacios tengan el mismo nombre que las plazas. Sobre todo a los fines de poder contarles correctamente algunas cosas. Estamos ante el Palazzo Montecitorio sede de la cámara de diputados de Italia.


Palazzo Montecitorio
Como verán, hay protestas. Como en cualquier país normal.  Lo que me llama la atención es el obelisco, que no parece ser de por aquí.


Obelisco Montecitorio, y la protesta.
En efecto, el Obelisco de Montecitorio fue erigido en época de Psametico II en Heliópolis (faraón egipcio). El emperador romano César Augusto (“romanus in ocasión de robus”) ordenó llevarlo a Roma para usarse como un gran reloj solar en el Campo de Marte (eso fue para el año 10 AC). Se derrumbó en el siglo X (columnus colapsus). El papa Sixto V ordena levantarlo en 1587 (la columnus is backus). Benedicto XIV lo restaura y lo vuelve a erigir en el siglo XVIII (columnus recargadus). Actualmente se encuentra en la Piazza di Montecitorio, en Roma.

Ya me parecía que esos “garabatos” nada tenían de romano y mucho tenían de egipcio… Espero sus comentarios acerca de los míos en negritas, en esta época en que la historia se tergiversa tanto… yo también quiero contribuir con mis “toques imaginativus”, como diría un romano de la antigüedad.




Pasemos a ver alguna columna antigua romana… tengo ganas de “algo más romano”. Vemos ahora en la Piazza di Pietra: el templo de Adriano.  Sólo quedaron en pie 11 de las 15 columnas corintias que alguna vez fueron parte del templo. Las columnas descansan sobre un edificio construido en el siglo XVII. Hoy es una galería de arte y un museo dedicado a Adriano.

Templo de Adriano.
¿Y quién fue Adriano? Empecemos por el principio… fue un niño. ¡No tan “principio”! Digamos que gracias a su gestión llegó a ser un emperador romano. ¿Habrá tenido que sufrir la inflación don Adriano? No, aunque se llevaba a las patadas con el Senado. Pero quizás tuviera razones para ello, ya que introdujo reformas un tanto radicales y puso en funciones a gente experta, desplazando a los que “por cuna” les correspondía el cargo… Eso, es imperdonable…

La idea de Adriano no era expandir más el imperio. Era defender lo que ya se había conquistado. Es así, que su política de defensa continuó con adiestramientos permanentes de los soldados a fin de mantener alta la moral y evitar revueltas.  Pienso que estar todo el día mirando la nada, debe ser muy aburrido para un soldado acostumbrado a saquear ciudades…


Templo de Adriano
El historiador Edward Gibbon afirmó que admiraba su «enorme y activo genio», así como su «equidad y moderación», asimismo, describe su reinado como «la época más feliz de la historia de la humanidad».

Templo de Adriano.
Adriano no era tan mal emperador después de todo.

En el borde de nuestro mapa partido en 3, vamos hacia la iglesia San Ignacio de Loyola. Construida en el año 1626 y sólo tengo una foto del interior: el ábside (es la parte de la iglesia situada en la cabecera. Generalmente tiene planta semicircular pero puede ser también poligonal.). Las pinturas de la nave principal fueron realizadas por el artista Andrea Pozzo.

Chiesa San Ignacio de Loyola.
“Obra de Pozzo. La pala de altar trata el llamado pasaje de La Storta. San Ignacio tenía deseos de ir a Tierra Santa pero no pudo ir al ponerse a disposición del Papa. Desconsolado, entra a orar en la capilla de La Storta, donde se le aparecen Padre e Hijo que le invitan a Ignacio a ponerse a su servicio”.

Ábside de la iglesia San Ignacio de Loyola.

¡Cuántas cosas bellas y nosotros sin cámara que aguante!

Antes de continuar, quiero nombrarles, a una iglesia más que fotografié con mi celular. Están en esta zona… por si les gusta el “turismo eclesiástico”: Basilica dei Santi Ambrogio e Carlo al Corso. La dirección es: Via del Corso 437, 00186 Roma, It. Dejo el link de la basílica para que den una vuelta por la galería de fotos.

Basilica dei Santi Ambrogio e Carlo al Corso.

Todavía  no termina nuestro primer día en Roma.
Tienda de relojes... en algún lugar perdido de Roma peatonal.
 

 

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