miércoles, 29 de enero de 2014

Italia profunda.


Viajando por Italia

30 de octubre de 2013

Hoy es un día donde prácticamente estaremos sobre un tren.  Dejamos el hotel sin prisas, porque nuestro tren partirá al mediodía. 

El próximo tren que tomaremos no es de alta velocidad. Tampoco parte de Termini. Debemos tomar el metro en la estación Castro Pretorio y llegar a otra estación de trenes de Roma llamada Stazione Di Roma Tiburtina.

En la Stazione Di Roma Tiburtina. Y este tren... no es el nuestro.
Aquí hay trenes de alta velocidad que provienen de Milán, por ejemplo.  También hay trenes regionales. Justamente uno de esos, es el que nos llevará a nuestro próximo destino: Ortona.
Hola a todos.
 

Como ya les había contado al principio del viaje a Italia, el viaje a Ortona implica la búsqueda de pueblo donde uno de mis abuelos nació.

No quiero anticiparme… porque quiero contarles algunos detalles de los trenes y la estación… y de la “Italia profunda” esa que seguro no conocen tanto (y yo tampoco).

La Stazione Di Roma Tiburtina está construyendo un amplio hall con espacio para comercios y salas de espera vip para los pasajeros de primera clase que deban esperar algún tren.  Estuvimos recorriendo un poco mientras esperamos que en la pizarra electrónica nos anuncien la plataforma en que partirá nuestro tren.

Stazione Di Roma Tiburtina
Si bien, también hay carteles convencionales, es mejor confirmar.  Nosotros, decidimos esperar en cualquier plataforma hasta que se haga la hora.

Un tren regional, es parecido a tomar el Tren San Martín… cuando era nuevo.  Y cuando faltaban 20 minutos, aparece nuestra plataforma: 23… o 24 no recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es que estaba en un extremo de la estación, prácticamente había que salir de la misma para llegar a esa plataforma.

El tren que tomamos es parecido a este.
Serán 5 horas y media atravesando la “Italia profunda” en línea recta con los Apeninos acompañando. Debo decir que estoy muy entusiasmada. Del Tirreno al Adriático en busca de algo que pueda contar algún día a mis nietos…
Ahora sí, arriba de nuestro tren.
 

Debo decir, no sé si es porque estamos en el “Viejo Mundo” pero el guarda del tren conserva toda la autoridad.

Anécdota número 1

Cuando estábamos en medio de las montañas,  (la mayoría del trayecto fue así),  subió un contingente de varios chicos que salían de la escuela. Nuestro vagón se llenó de adolescentes durante 3 o 4 paradas. Los jóvenes hacen cosas de jóvenes. Léase, celular, besos, manos… y demás cosas que me obligan a mirar por la ventana, aunque pasemos por un túnel, haya un pared de ladrillos o una casa en ruinas, es preferible.  Sin embargo, cuando pasó el guarda… digamos que todo volvió a su sitio: jovencitas en sus asientos, manos en los bolsillos, celulares… bueno, esos no joden a nadie.  A estos chicos no se les ocurre escuchar la música sin auriculares (la educación también es del Viejo Continente)…

Fotos que saco con el celular. "Italia profunda"

"Italia profunda" Apeninos.

"Italia profunda"
El guarda no tiene cara de perro ni mucho menos. Al contrario, es una persona muy amable y curiosa. Me di cuenta de que nosotros no sabemos hablar… Podemos emitir palabras pero me refiero a socializar… eso, creo que fuimos anulados desde la cuna.  No digas a dónde vas, no cuentes si vas de vacaciones, no digas si te va bien… ¿les suena? Claro, el guarda de tren de los Apeninos no sabe del GBA… es muy difícil sacarse ese sombrero.
"Italia profunda"
 
 

Le contamos que viajaremos hasta Ortona, pero no pudo sacarnos una sola palabra más. Pobre hombre, se notaba que tenía ganas de charlar…

Anécdota número 2

Llegamos a una estación en la que sólo se veía la “oficina” que controla el tránsito ferroviario. El tren se detuvo casi media hora. Yo estaba un poco impaciente. Y mi impaciencia se volvió más fuerte cuando el señor de la oficia se puso a conversar con el maquinista… ¿Charlarán sobre la vida? ¿Eso que pasa mientras estás arriba de un tren? Ni hablar cuando el maquinista se bajó para charlar con mayor comodidad…

Aquí nos detuvimos un buen rato. "Italia profunda"

"Italia profunda"
¿Y por qué ocurre todo esto? Bueno, sucede que hay un solo tramo de vías… se usan para ir y para volver.  Nuestro tren estaba detenido porque esperaba a que pasara el otro tren. Conclusión: conversar salva vidas…

Anécdota número 3

Entre esperas y cambios de velocidad en las marchas, ya sabíamos que nuestro viaje se extendería más allá de 5 horas y media. Me preocupé un poco, porque en la estación de Pescara Centrale  debemos tomar otro tren que llegue hasta la estación de Ortona.

"Italia profunda"

"Italia profunda" Apeninos a lo lejos

"Italia profunda"
Pero el guarda (el segundo que nos controló los boletos) no parecía preocuparse por el retraso del tren ni por la combinación que debiéramos  hacer nosotros. ¿Por qué sería? Después de un tiempo…  tengo la impresión de que nos dio la explicación que nos debiera despreocupar de la cosa… lástima que mi italiano es limitado… Sino, hubiera entendido con varios minutos de antelación que EL MISMO tren que ahora nos trasladaba, era el que iba a Ortona.

Gracioso fue bajar las valijas en la estación de Pescara… para volver a subirlas en EL MISMO TREN.

Debo decir que es la fórmula perfecta para no perderse la combinación…

Conclusión:

La “Italia profunda” es muy distinta a la “Roma del primer mundo”. El primer mundo se muestra diferente, aunque no deja de notarse que es eso. Porque no hay rastros de indignidad.



 
"Italia profunda" cerca de Tivoli.

Llegamos a Ortona… estoy tan contenta.  Mi esposo me dijo que “el pueblo” está sobre una colina y la estación de tren a la orilla del mar. También me contaba que no encontraba un camino para subir, excepto la ruta que utilizan los autos… No me importa. ¡Estoy en el pueblo donde nació mi abuelo!


 
 
"Italia profunda" Estamos en Ortona.

 

 

 

 

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