jueves, 6 de febrero de 2014

Torino, Italia. Día 1.


Torino

1 ° de noviembre de 2013

Dejamos Ortona y nos dirigimos (desde la Estación de Pescara Centrale) a la última ciudad italiana de nuestra visita: Torino.

Una ciudad al norte de Italia, donde las temperaturas cálidas ya  no nos acompañan. De los 20 grados de Roma y Ortona, ahora sentimos los 5 o 7 grados de Torino.

Nos alojamos en el hotel Amadeus, en el centro de la ciudad. Es muy completo y confortable.


Cuando llegamos, decidimos descansar un rato por el viaje. Ocurrió que quisimos encender el televisor… y no funcionaba. Fuimos a reclamar por el desperfecto, no para que vinieran a arreglarlo pronto, sino para avisar y que quede claro que nosotros lo encontramos en esas condiciones.

Minutos después, toca a nuestra puerta el conserje con un televisor de reemplazo. Con él, sostuvimos una conversación muy interesante y que será la anécdota que resaltaré de esta ciudad.

Como es costumbre, las personas del hotel preguntan de dónde venimos.

-Somos argentinos- le respondió mi esposo.

-¡Ah! ¡Argentinos!, nosotros tenemos a “Carlitos” en la “Juve”- respondió el conserje entusiasmado. Y luego remató – “e’ bruto, pero e’ bueno”.

No nos quedó más que sonreírle y agradecerle por la pronta respuesta  del televisor.

En Torino, el argentino que nos representa no es el Papa, ni Maradona, ni Evita. Es Carlitos Tevez… que es bruto, pero es bueno. A mí, personalmente me gustó que no fueran los de siempre.

Esta foto, la sacamos al día siguiente. Carlitos para todos.
 

Salimos en busca de la cena. La hallamos en un restaurant muy elegantemente decorado pero  no es caro. Se llama “La Spada RealeVia Principe Amedeo, 53. 

Y ahora, un breve recorrido para bajar la cena y disfrutar de las luces de la ciudad.

Los adornos de la Piazza Vittorio Veneto. Su construcción comenzó en el siglo XVII como patio de armas y durante la invasión de Napoleón, se derribaron muros y se realizaron nuevas expansiones en el año 1810.
Piazza Vittorio Veneto

Después de 1817 se decidió el crecimiento de la ciudad hacia el río Po (ya hablaremos del Po) y la plaza se terminó de construir en 1825. Primero, se la bautizó con el nombre de Vittorio Emanuele I. Pero después de la Primera Guerra Mundial, se cambió para rendirle honor a la batalla Vittorio Veneto. Fue el último enfrentamiento entre el reino de Italia y el imperio Austrohúngaro significando la derrota de este último.  Desde 1918 se la conoce como la Piazza Vittorio.

Piazza Vittorio Veneto y la Via Po.
 


Continuamos nuestro camino por la via Po y fotografiamos a la Chiesa della Santissima Annunziata. Lo que vemos es una reconstrucción del siglo XX, ya que su primera construcción se dio entre los años 1648 y 1656 durante el primer diseño de la plaza.
Via Po.
Chiesa della Santissima Annunziata
 


El paseo continúa hasta la Mole Antonelliana. Es el edificio que representa a Torino y claro, tiene una historia bastante interesante. En principio, su construcción (entre 1863 y 1888) albergaría a una Sinagoga, pero por ciertas desavenencias entre el arquitecto Antonelli y la comunidad judía, el edificio se propuso para otros fines y se le otorgaron nuevos terrenos a la comunidad judía para que construyeran la sinagoga como ellos querían.
Mole Antonelliana
 

A lo largo de toda su historia, este edificio ha sufrido distintas reparaciones a causa de tormentas muy fuertes.

Mole Antonelliana
 

Desde el año 2000,  alberga al Museo Nazionale del Cinema.

http://es.wikipedia.org/wiki/Mole_Antonelliana

Laboratorio de la curiosidad
 

Muy cercano a este lugar, se encuentra un lugar relativamente nuevo (porque busqué en el mapa de Google y no está con las decoraciones que yo fotografié) y que seguramente debe ser lindo de visitar con niños en edad de entender algunas nociones de ciencias. Les dejo el link para aquellos que quieran practicar italiano con sus hijos.  Se llama: El laboratorio de la curiosidad.


 

Yo tengo curiosidad… no sé si me voy a dormir en 5 minutos, 5 segundos… Ya veremos.

 

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