lunes, 10 de junio de 2013

Berchtesgaden, Alemania


Berchtesgaden, Alemania

31/5/2013

Dormimos pero no tanto…afuera, todo sigue igual: llueve o llovizna. Pero bueno, para hoy está previsto un paseo en barco.  Quizás la lluvia no sea para tanto….

Después del desayuno, nos vamos al Parque Nacional Berchtesgaden.  Cuando llegamos, ya llovía… ¿Sabés que ya nombraste varias veces a la lluvia, o  parecido en menos de cinco líneas? Sí…. Pero es la verdad…..llueve, llueve, llueve, llueve….y la vieja tiene que hacer el paseo en bote…. ¡Calma Estrellita!... Que seguro es un lindo paseo.

Parque Nacional Berchtesgaden
La vuelta dura aproximadamente una hora y cuarto. Nosotros bajaremos en la última parada para continuar a pie hacia el otro lago, Obersee.  Después volveremos a tomar el bote. Este paseo sólo es posible entre los meses de mayo y octubre, porque la nieve así lo dispone. El lago se llama Königssee (el primero).

Parque Nacional Berchtesgaden, Königssee.
Vemos una estatua que no sé quien es….porque busqué y no encuentro el nombre por ninguna parte.

Parque Nacional Berchtesgaden, estatua.
Comenzado el paseo, nos cuentan (la explicación es en alemán….hago agua por todos lados, pero tengo un folleto en inglés) que donde hay una cruz roja, es en memoria de un barco que naufragó en el año 1688 y se ahogaron 70 peregrinos.

Naufragio. Sí, seguro que con este tamaño no se ve la cruz...pero está.
Cuando llevamos 15 o 20 minutos de viaje, el capitán apaga el motor del barco y comienza a tocar una trompeta. Las notas que emite (voy a tratar de ser buena con el capitán) rebotan contra las montaña y se produce el eco (una de las atracciones incluidas en este paseo). Lamentablemente, el ruido de la lluvia no nos permite identificar bien el “rebote del sonido”(Echowand).




Parque Nacional Berchtesgaden
 No todos los pasajeros del barco somos seres humanos: hay un can entre nosotros.  Existe una frase que dice “Solo los borrachos y los niños dicen la verdad”…. También los perros. La realidad es que el capitán desafina terriblemente. Si a eso le sumamos la lluvia (que no permite abrir las ventanas del barco para sacar fotos cómodamente), el eco que no se escucha por la caída de las gotas y el bamboleo del barco….podría decirse que el espectáculo se iba a pique. Pero ningún ser humano dijo nada, es la “buena educación” como le dicen. Claro que el perro, en su condición de “no humano” nada sabe de esta costumbre cortes que no nos permite decirle al capitán que lo suyo es el timón y no la música. El perro se lo hizo saber con sus alaridos…de dolor. El pobrecito escuchaba todo. Desde la trompeta desafinada hasta el eco de la trompeta desafinada…un sufrimiento por partida doble. No alcanzaba con el mareo que lo tenía pegado al piso sumido en un llanto que sugiere temor….y mal estar estomacal. Ahora también sufría de los oídos. Suplicando que el capitán se hundiera en el fondo del lago con la trompeta y todo, el perro bramaba por silencio. Por suerte, el capitán terminó su recital y se dedicó a manejar el barco.  Los pasajeros (todos), agradecidos.

The Critic
El siguiente punto, es la montaña Watzmann.  Es una cadena montañosa con picos de más de 2000 metros de altura (el pico más alto mide 2713 metros, y tiene el triste record de 99 muertos por intentar escalarla). Cuenta la leyenda, que el pico mayor simboliza al rey Watzmann, el segundo pico a su esposa y los demás representan a sus siete hijos. Como el rey era muy cruel, Dios lo castigó convirtiéndole a toda su familia en piedra.

En esta maraña de nubes, se ven los picos Watzmann
Nos acercamos a la Península de St Bartholomä, es la primera parada (recuerden que nosotros aquí no bajaremos aún). Vemos la Capilla con el mismo nombre y fue construida en el año 1134. La casa construida al lado de la misma, fue realizada en el siglo XVII  y utilizada como casa de veraneo de los príncipes abades de Berchtesgaden. Después, en el siglo XIX se utilizó como castillo de cacería por los reyes bávaros.  Hoy es un restaurant de comidas típicas.

Península de St Bartholomä
En un rato, llegamos a nuestra parada. El objetivo, es ver una cascada…la más alta de Alemania.

Nuestra primera parada
Bajamos los pocos que quedamos (mucha gente bajó en la capilla) y ahora, con lluvia….solo queda caminar.  En nuestro camino, encontramos algunas mini cascadas, y también vacas…de esas parecidas a las de milka.

 
 
 
También hay un par de cafés, donde se puede probar crema, manteca, queso y pan artesanal…

Llegamos relativamente pronto al lago Obersee, nos tomó entre 20 y 30 minutos de caminata.
Mientras caminamos, sacamos fotos.
 
 Desde allí, ya se puede apreciar la cascada Röthbachfall. Lamentablemente, hay unas cuantas nubes que no nos dejan ver bien. Decidimos ir más cerca.  Retomamos el sendero con un cartel que nos informa el tiempo del recorrido hasta la Röthbachfall: 1 hora, 15 minutos.  ¡No puede ser tanto! Seguro que eso es considerando el ritmo de desplazamiento de una persona muy mayor…ya nos pasó en otros recorridos donde “nuestros tiempos” se reducían a la mitad del informado. Así que nos dirigimos hacia allí, subestimando al “cartelito”…

Lago Obersee, con efecto que resalta el verde.
Media hora después, entre inhalaciones y exhalaciones que podrían producir un eco…comencé a sospechar que quizás, el cartelito estuviera bien calculado… Sobre todo, cuando vi  la baranda y los escalones (otra vez piedra sin forma lisa).  El sendero es bastante complicado.

Lago Obersee (lo que escribo es redundante, porque see significa lago. pero bueno)
La mayor parte del recorrido, consiste en bordear el lago, que dicho sea de paso, no se terminaba más… En algún momento, temí que nosotros pudiéramos tardar más de lo previsto.  También reflexioné que este tipo de excursión no es del tipo “para toda la familia” (como está informado también) porque no me imagino con un nene chiquitín por estos lados…
un tramo del camino...
 
Con el lago a nuestras espaldas, llevamos 40 minutos caminando…y la cascada parece que se alejara más… El sendero se vuelve barroso... ¿les dije que sigue lloviendo? Pero bueno, con tanto paso ligero me estoy muriendo de calor. Si no fuera más incómodo, me hubiera sacado la campera; pero necesito las dos manos para hacer equilibrio.

Pasamos Obersee
Llevamos 20 minutos más de caminata, la cascada se ve bastante clarita. Nuestro recorrido se ve interrumpido abruptamente: hay vacas delante de nosotros….

Röthbachfall

Röthbachfall y las vacas.
Unas vacas con lindos cuernos pastando a metros, sin un alambrado que nos proteja…ni a ellas ni a nosotros. Nos quedamos un tiempo contemplándolas y pensando en seguir o no. Yo no necesité mucho tiempo para tomar la decisión de volver. Es decir, ya conozco a la vacas… (Experiencias anteriores) y si se asustan pueden ser peligrosas.

Röthbachfall
Cada tanto, dejan de comer pasto, levantan la cabeza y nos miran fijamente… No me atrevo a imaginar lo que pensarán las vacas al vernos…

A los pocos minutos llega un segundo grupo de turistas (chicos más jóvenes, me atrevería a decir chinos) y también se quedan contemplando a las vaquitas… Creo que tampoco continuarán.
La cascada, nosotros y las vacas.

Sin embargo, llegó otro grupo de turistas…entre ellos, el dueño del perro con el desdichado can (si el perro tuvo que pasar por donde pasamos nosotros es un desdichado). Ellos sí se atrevieron a pasar entre las vacas…

Nosotros, le dimos prioridad a nuestra integridad física, a la realidad de que no teníamos señal en el celular para pedir auxilio, también al hecho de que estamos en un lugar al que es de difícil acceso…y como si fuera poco, muertos de hambre y cansancio…. Saquemos fotos y volvamos, por favor.
Lindas vacas.

El camino de vuelta duró unos minutos menos. Por suerte, cuando llegamos al muelle, justamente, acababa de arribar un barco. Pero no salió rápidamente…esperamos unos cuantos minutos, porque el capitán junto con el otro marinero se quedaron charlando y picando alguna cosita por un rato. Eso, hizo que nos “enfriáramos” relativamente rápido.

La picadita...mmmmmmmm
En nuestra vuelta, vemos una placa del príncipe regente Leopoldo de Bavaria. A él se le agradece por haber tomado la decisión de proteger esta zona natural. Los botes que nos transportan son eléctricos y operan de esta forma desde 1909, gracias a Leo. Estamos en el lago más limpio de Alemania.

 Placa de Leopoldo
Cuando llegamos a la península de St Bartholomä para ver la capilla, un cachetazo de frío me dio de lleno. Me di cuenta que mis pies estaban empapados (porque mis botas son para caminar en la nieve…no bajo la lluvia intensa) y mis muñecas también (la campera también está hecha para soportar bajas temperaturas, pero no resiste tanto bajo horas de lluvia).

St Bartholomä
Pero bueno, no hay remedio más que aguantar porque no tengo medias de más en la cartera. Nos fuimos a ver la capilla y luego esperamos por otro barco para regresar.

St Bartholomä
El día se termina aquí, en lo que a paseos se refiere, porque no podremos visitar el Nido del Águila con este clima.

Fotos desde el auto...día feo.
Sin embargo, todavía queda un capítulo…es el bonus track de Berchtesgaden.

 

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