Viena, Bonus track
29 de marzo de 2013
Volvíamos del Palacio Belvedere
con un solo objetivo: hallar el Café Mozart.
Ya veníamos cansados de tanto caminar. Nada, ni nadie nos desviarían de
nuestro objetivo: el postre. Estamos a tres o cuadros cuadras y de pronto, se
escucharon gritos en la siguiente cuadra.
Puerta de atrás del hotel |
Mirando…pero aún camino al café,
tratamos de adivinar lo que podría ocurrir allí. Por supuesto, lo primero que
se me ocurrió fue un accidente… o un robo. Pero se escucharon gritos otra vez.
Eran muchos gritos femeninos…Entonces, no sólo continuamos mirando, también nos
dirigimos hasta allí.
Policía de Austria... |
Había una joyería en la esquina,
entonces pensé que habría algún famoso o famosa en la joyería…o tal vez un
asalto con rehenes… Ay Estrellita cuanto pesimismo. ¿Y qué esperabas después de
conocer a los emperadores y emperatrices de antaño y descubrir que eran unos
infelices?
Pero tampoco se trataba de eso.
La policía estaba presente en el lugar. Una camioneta negra, Mercedes Benz casi
pegada a la puerta trasera de un hotel. Tiene que ser alguien muy famoso para
que se arme este alboroto… ¿Un príncipe? ¿Una princesa? ¿Quedó algún Habsburgo
vivo? Sí, hay Habsburgo-Lorena pero ya
no son gobierno… y además, para que haya tantas chicas a los gritos, tiene que
ser otra cosa.
Y esa cosa se personificó en
forma de canción…esa que está en el aire. Esa que no sabemos, pero sabemos. La
que no escuchamos y sin embargo, sé quién la escribió. Su nombre corre como
susurro…no hace falta el apellido y suenan en las voces de niñas enamoradas una
sola frase: ¡ Baby, baby, baby…oooh!
Nos miramos con mis hijas y
dijimos ¡Justin! Sin pensar y con una sonrisa en la cara. Ellas me dicen:
“mamá, a nosotras no nos gusta Justin, pero tenemos amigas que sí”… Digamos que
les creo, porque no escuchan la música del niño rubio, alto, flaco y
lindo….pero no me podían negar que estaban emocionadas… Hay electricidad en el aire, los gritos estallan
por cada movimiento de las hojas…pero Justin no aparece.
La policía sigue llegando…muchos
oficiales miden más de 1.8 metros, también muchos son rubios, flacos…y …ups…hay
“Justines” por todos lados!!!! ¡Chicas!
¿No ven? ¡En Austria hay un cordón de
Justines policiales cuidando para que salga Justin! Los policías se
miran, sonríen…es que si no es un delito grave…hay famosos que le agregan
emoción a la policía de Viena.
Nunca había hecho una “guardia en
un hotel”…no lo hice por Luis Miguel, no lo hice por Alejandro Sanz…y ahora me
veo con hijas y esposo con cámara en mano, esperando a que salga un chico de 19
años a saludar.
¿Ridículo, dirán? No tanto, sino
pregúntele a los “maniquíes” (¡¡¡Vivos!!!) con cámaras que estaban en la
vidriera de la tienda de enfrente para tener mejor vista. Me atrapa la emoción de las masas... y casi
sin ver la puerta del hotel, me pongo en puntas de pie esperando…algo.
maniquíes con cámara en mano. |
Pasaron 45 minutos. Por los
movimientos de la policía, la salida no debía demorar mucho más. Y el momento
se presentó como un terremoto: inesperado. El griterío era la prueba de que
esto no era un simulacro, ya que no mermó como las veces anteriores.
llegó la ambulancia, se desmayó una niña. |
Justin…o el gorrito de Justin, se
sumergió en el interior de la camioneta con vidrios oscuros y salió raudamente.
La ola de gente…es eso, una ola que te pega de lleno y sólo hay que aguantar,
permanecer a flote y esperar llegar a una “orilla” o cordón.
El frente del hotel donde se quedó Justin. |
La camioneta se dobló y no
supimos más. El hambre nos devolvió a la realidad. Torta torta torta oooh!
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