Völklinger
23 de septiembre de
2012
Este fin de semana estuvo
livianito. Pasamos el sábado en la
ciudad y aprovechamos para dormir hasta aburrirnos. No pasaron las 10 de la
mañana que ya estábamos desayunando y nos fuimos a comprar unas cosas. Por la noche fuimos a cenar a la casa de un
compañero de Germán y nos dieron el dato que origina nuestra visita del
domingo.
Tratando de hacer hablar a las
nenas en alemán, llegamos a la pregunta ¿Qué te gusta de Saarbrücken? Y ahí no
más, las nenas dijeron: los autos. Empezaron por las Ferraris. Desde ahí,
nuestra visita apuntó a Völklinger.
¿Pero que puede tener esta
ciudad, netamente industrial de atractivo turístico? Elemental Estrellita, un
fundidora de metales declarada por la UNESCO patrimonio cultural.
Y ahí “acompañé” a los tres
fanáticos de fierros (diferentes fierros y en diferentes estados) a ver la
“fabriquita oxidada”. A unos 10 minutos
por la autopista se encuentra este lugar.
¿Cuánto podemos tardar en ver unos hierros retorcidos? ¿15 minutos?
¿Media hora? ¡Ay Estrellita! No sé qué idea tendrás vos acerca de lo que es una
fundidora de metales….pero seguro que lo que pensás, no es.
Como les dije, llegamos
rapidísimo y la fábrica se observa desde cualquier punto de la ciudad. Directamente estacionamos en el playón que
alguna vez fue el estacionamiento de los trabajadores.
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En el fondo, la fundidora (o sea, la fábrica) |
Empezamos a caminar hacia la
puerta de la “fábrica museo” pero nuestra marcha se detuvo ante ¿las 7
maravillas del mundo? ¿7 monumentos automotrices? ¿7 autos de puta madre? ¿7
Ferraris estacionadas formando una media luna?
Ahí estaban los dueños de las máquinas como si fuera una reunión del
jardín de infantes, cada uno con su “bebé”.
Había, entre tanta gente, una rubia muy bonita. Es el resumen de por qué no voy a tener una
Ferrari (ji ji ji). Se ve que llegamos
justo al final de la reunión, porque después de unos minutos, tomaron los autos
y se fueron.
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Las ferraris y la fundidora detrás. |
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la rubia bonita |
No quedó más que ir a ver la
fábrica. Pero hagamos esta historia más
interesante… (Por suerte). Sucede que como todo lo que está en Saarland está
manchado por la guerra, hay datos ciertamente llamativos que se pueden
mencionar sobre este lugar.
La historia de esta fábrica comienza en 1881 cuando el empresario
Carl Röchling se dedica a la producción de arrabio (Fundición de hierro que se obtiene en el alto horno y que
constituye la materia prima de la industria del hierro y del acero). El primer
horno empieza a funcionar en 1883.
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fotos del interior de la fundidora. |
En 1890 se convierta en la mayor productora de
acero viga en el Imperio alemán.
En 1897 la
primera batería de hornos de coque (Combustible sólido, ligero y poroso que resulta de calcinar
ciertas clases de carbón mineral.) se erige directamente adyacente al alto horno en
Völklingen.
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así se protegían los empleados del polvo y el calor |
En el 1900 se introduce el motor a gas en la
industria del hierro y el acero (motores de combustión… ¡Eso estamos viendo en
la escuela! Perdón, eso están viendo las nenas en la escuela.)
Para 1911 ya se trataban y fabricaban otros
derivados del hierro y el acero (fertilizante, productos de alquitrán de
amoniaco, benceno y variados.)
En 1928 se introduce la tecnología de
sinterización (Producir piezas de gran
resistencia y dureza calentando, sin llegar a la temperatura de fusión,
conglomerados de polvo, generalmente metálicos, a los que se ha modelado por
presión.) ofrece la oportunidad de reciclar productos de desecho
de los procesos de fundición - es decir, polvo mineral, polvo de alto horno de
combustión. Ya tenemos una idea de que lo “re-utilizable” se instala en la
sociedad.
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la naturaleza está haciendo su trabajo |
En 1944 Durante la Segunda Guerra Mundial miles
de hombres y mujeres que trabajan en las obras Völklinger - especialmente de
Rusia, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo fueron víctimas de las
condiciones excesivamente duras de trabajo y mala de las ferrerías. Al final de
la guerra, los herrajes empiezan a
funcionar bajo la administración francesa. Y acá está contada con bastante
suavidad la cosa. Pero por cierto que
hubo muchos abusos. De hecho, los
hermanos Völklinger (ya no los fundadores porque a esta altura estaban
fallecidos) fueron enjuiciados por crímenes de guerra. La fábrica y todo su
patrimonio, les fue quitado y ellos fueron a prisión. En un blog llamado “El
blog del ciudadano comprometido” leí que, al acercarse el final de la guerra y
ante la derrota inminente, Alemania organizó una reunión para determinar los
pasos a seguir en cuanto a la economía se refiere. Los nazis citaron a varios empresarios entre
ellos, la familia Röchling, la cual envió representantes. Por supuesto, se les
exigió fidelidad a su nación y se les extendió el “plan” para contraatacar.
Pero no se angustien por la familia
Röchling. Cuando la región volvió a
cambiar de manos (ese decir, volvió a pertenecer a Alemania), ellos fueron
indultados y les devolvieron la fábrica y todo lo demás. Acá no ha pasado nada y sigamos fundiendo
metales.
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caminando por uno de los tantos puentes colgantes. |
Para 1965, hay 17.000 personas trabajando en la
Hütte Völklinger. Pero como todo,
siempre hay una crisis a la vuelta de la esquina. En 1975 comienza “la crisis del acero” a
nivel mundial. En 1982, las instalaciones siderúrgicas en Völklingen y Burbach
se fusionaron para convertirse en ARBED-Saarstahl. Sin embargo, en 1986 se cierra la fábrica
porque ya no es más rentable.
A partir de allí, comienza el camino para
convertir al gigante de hierro en patrimonio de la humanidad.
Y entre tanto hierro oxidado, polvo, tierra… ¿qué
encontramos? Una novia. Estaba sacándose
fotos en un puentecillo colgante. ¡Qué
ganas! Pero bueno, se ve que quiere mucho a su ciudad…
Nuestra visita nos llevó desde el subsuelo hasta
unos cuantos metros de altura entre chimeneas
apagadas.
En el subsuelo, se encuentra un área de
laboratorio para los más chicos (y nosotros también) donde podemos ver
diferentes “juegos” que explican algunas nociones básicas acerca de la
propiedades de los metales, entre ellos el hierro. Principios del magnetismo, ¡y también estaba
la máquina de imprimir medallas! Así que
Estrellita se llevó dos medallitas del museo. Había un mini imán para jugar, un
microscopio y otros jueguitos con imanes.
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Germán, jugando con un brazo magnético |
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comportamiento del hierro con el imán |
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las nenas jugando con unas arandelas e imanes
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En otro sector, nos encontramos con los tres
elementos: agua, fuego y aire (Tierra no hacía falta, porque está por todos
lados). Acá encontramos otros juegos para observar diferentes reacciones. En
uno del aire, se forma un pequeño huracán.
En el pasillo del agua, hay un cubo de hielo gigante.
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soplando para formar una gran burbuja |
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esto...es muy familiar para muchos |
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el gran cubo de hielo seco |
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uno de los pasillos dedicados al fuego |
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y aquí, observamos el comportamiento del aire, cuando el "planeta" cambia de dirección |
En exhibición hay ropas e instrumentos que
utilizaban los trabajadores. La vida no
fue fácil acá adentro. No sólo por las
altas temperaturas, el polvillo y la mugre permanente es difícil de soportar.
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Estos son cascos de metal, pero no necesariamente los que se utilizaban aquí adentro. Son de soldados. |
Entre las muestras extrañas, hay un cuchillo
realizado con metal fundido proveniente de un meteorito que cayó en México. ¿Un
metal del tercer tipo? ¿Un metal del más allá? (pónganle el tono de la
cordobesita de Doritos en el cerro Uritorco) Ji ji ji.
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el cuchillo del más allá! |
Ya nos estamos yendo, aunque todavía falta una
parte que ver de la fábrica. Tenemos que
cruzar por un puente (pasa por arriba de la calle) para llegar al salón donde
se supone que es el encuentro de las Ferraris… según la información de
internet, sólo habría fotos de los autos.
ERROR.
Además de las fotos, estaban las máquinas a gas
que se construyeron a principios del siglo XIX, otras Ferraris y…Chachán
chachán: una orquesta.
máquinas a gas
Dedicamos un rato a escuchar las interpretaciones
de la orquesta cuyo tema principal son “los héroes”. En su repertorio (el que escuchamos), se
escuchó la música de la película de James Bond, Forrest Gump y Piratas del
Caribe. (¿Héroes? No sé. ¡Igual, flor de películas!). Con las Ferraris en medio del salón, entre
paredes con ladrillos a la vista y toneladas de metal, disfrutamos de la
música. No puedo evitar pensar lo bien
que se hubieran visto: el agente 007, Forrest
Gump y Jack Sparrow arriba de una Ferrari.
Vamos a casa, que hace frio…
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