München,Bonus track: Café
Royal
Octubre 2012
Jueves en Múnich recién salidos
de La Residenzmuseum con el sol escapando por donde se escapa siempre, cada vez
más temprano.
Buscando una rica confitería para
degustar una buena porción de torta y un rico café. Por supuesto, habíamos apuntado una en
nuestras mentes. Desde el mediodía antes
de la entrada al museo la descubrimos y observamos que la gente comía golosa sus tortas con crema a
montones. No hacía falta que nos dijeran
más.
Caminamos bastante, ya que no
estaba tan cerca como suponía. Al llegar nos encontramos que todas sus mesas
estaban ocupadas. ¡Qué desilusión!
¡Justo que habíamos encontrado un lugar que nos gustaba a los cuatro! La ciudad
tiene una variedad amplia de confiterías, bares y restaurantes…pero decidirnos
por uno es muy difícil. Los cuatro,
tenemos gustos…digamos, gustos… (¿Tenemos gusto? Sí, tenemos) …entre refinado,
cerrado, peculiar, selecto y exigente. Lo cual eso reduce a muy pocos lugares
donde poder ir…todos juntos.
Con la noche en la puerta,
entramos igual. Hacía demasiado frío. Traté
de “trasladar” el problema a las meseras, en vez de dar la vuelta y volverme
con el problema a cuestas y la panza
vacía. O sea, quiero merendar en este lugar y no hay sitio…y no me moví del
recibidor.
Gracias a esta actitud, conocimos
otra costumbre de por aquí: compartir la mesa del café con extraños.
Pasaron pocos minutos y unas señoras se
levantaron de una mesa con un lindo sillón amplio y sillas. La mesera les
cobró, y nos indicó que nos podíamos sentar allí. Pero nosotros no nos movimos del
pasillo. Un señor, al otro extremo de
“nuestra” mesa permanecía con su café sin indicios de levantarse, más bien,
ojeaba el diario.
Dudando hasta si había entendido
bien lo que me dijo la mesera…permanecí en el pasillo hasta que reiterara la
invitación. No tardamos mucho en darnos
cuenta que así serían las cosas.
Compartiríamos la mesa con un señor desconocido en el otro extremo. En parte es compresible…porque una mesa para
seis, no es negocio si sólo hay un
comensal.
Acto seguido, y luego del “Guten
Abend” de rigor, empezamos a leer (bueno… ¿adivinar?) la carta. Hay situaciones
que no escapan a ningún lugar en el mundo: muchas de las tortas que se indican
no hay, se acabaron. Para acelerar el
pedido entonces, me levanté hasta la heladera mostrador e indiqué la que me
gustaba. ¿Qué tenía? ¡No sé! Yo vi luz y entré….o mejor dicho, yo vi crema y
señalé…
Las nenas, eligieron una con
Schokolade y Germán tampoco sabía lo que ordenó, porque simplemente pronunció
el nombre de la torta y resulta que de “esa” sí tenían.
También pedimos jugo de naranja
exprimido para cada una de las nenas, Germán pidió un café con chocolate o un
chocolate…no recuerdo. Y yo, para que la
sorpresa sea completa, pedí un “Café Royal”…el cual nunca había probado. ¿Qué puede tener? ¿Una coronita dorada en la
cucharita? Royal…Royal…me suena a flan. ¿Tendrá un flan flotando? ¿Lo asocio a
la familia real? No importa, ya me sentía princesa…me iba a tomar un café a lo
principesco…
No tardaron mucho en traernos
nuestra orden (orden real…ji ji ji). Y
yo no sé a qué viene el nombre Royal para el café, pero no hizo falta
tomarlo…solo con olerlo quedé como una princesa…ebria.
Iba por el cuarto sobrecito de
azúcar, quizás así se aplacara el alcohol que tenía eso. Mientras lo tomaba, sentía el estómago
prenderse fuego…la faringe ya se había perdido en el primer sorbo.
Agradeciendo a mí misma por no
haberme creído reina y pedir el “café extra grande royal”. Con princesa
alcanza…ardía mi estómago real.
Al poco tiempo, el señor se
levantó y esbozó un “Aus Wiedersehen” yo…creo que dije algo similar.
Pensando en el camino de regreso
y detectando mi actitud de “princesa
risueña” pagamos y nos fuimos. No sé lo que recuerden mis hijas y Germán…yo
recuerdo que se reían mucho. Me miraban
y se reían mucho. ¡Habré dicho muchas
pavadas, pero jamás di un paso en falso! Y eso que caminar sobre veredas medio
congeladas no es fácil. ¿Habré propuesto un brindis por los chistes malos? Mmm
pavadas, pavadas…en un emborrachamiento de asociaciones libres, creo que imité
el caminar de una oca (Las ocas de la película “Los Aristogatos”), pero no
estoy segura…o era una gansa? Bue, no me acuerdo. Sufro de mala memoria de
princesa de corto plazo.
A pesar del alcohol, no tenía
sueño. Todo era brillo en la peatonal de
Múnich. Los pajaritos no cantan por la noche,
faltaba solo eso. ¿Se tomarán un café de éstos los reyes? ¿Era alcohol
con café o café con alcohol? Ahora tengo sueño…ahora no, ahora sí, ahora no….
¿Qué era? ¿Whisky? ¿Licor? ¿Moscato? Infinitas posibilidades… ¿Gansa en
problemas? ¿Pata en apuros? ¿Oca distraída? ¿Cisne contrariada?...infinitas
posibilidades. Menos mal que ya llegamos
al hotel.
Receta
para el café royal
Ingredientes
para Café royal:
- 1 taza
de café negro bien caliente
- 50 cc
de brandy o coñac (se ve que Estrellita no conoce de alcohol…porque ni se
imaginó que era alguno de estos)
- azúcar
a gusto
- chantilly
Preparación
- Sobre
la taza de café caliente poner el azúcar y verter encima el brandy o
coñac.
- Con un
encendedor prenderle fuego y esperar a que la llama se apague solita.
Revolver.
- Colocar
encima crema chantilly. ¡¡Y a
disfrutar mis patitos!!
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