miércoles, 23 de enero de 2013

Nürnberg, Deutschland. 1° parte.


Nürnberg (Núremberg): Mercado de Navidad

8 y 9 de diciembre de 2012

Sábado

Nos levantamos temprano el sábado por la mañana, ya que nos espera un largo camino por recorrer: 350 kilómetros…más o menos. El viaje es muy agradable, como ya estamos acostumbrados.  Con música y galletitas nos vamos acercando a Núremberg. También como es costumbre, buscamos un estacionamiento.  Y justamente, aquello a lo que no estábamos acostumbrados fue precisamente la dificultad para encontrar un estacionamiento disponible en el centro de la ciudad.

Todos nos pusimos de acuerdo para estar aquí, en Núremberg. El tránsito estaba trabado, y la gente salía de todas partes.  No por nada, el mercado de Navidad es de los más famosos en el mundo.  En 25 días…reciben la visita de dos millones de personas.  No sé, en qué momento Estrellita, pensabas que al segundo fin de semana iba a haber poca gente.

Finalmente, encontramos un estacionamiento bastante alejado del centro.  Entre 10 y 12 cuadras. Y para coronar…llegamos al mediodía, con mucha hambre.

Las nenas vieron un Ford Mustang y le sacaron foto.

El Mustang


Desde aquí, comienza nuestra helada travesía hacia el mercado de Navidad.  Entre tantos escenarios que anuncian la cercanía al mercado, nos encontramos con parte de la muralla de la ciudad.

Muralla de la ciudad.

Muralla de la ciudad

 Caminamos hasta una zona peatonal. Muchas fuentes, ya secas porque es peligroso que tengan agua en temporada invernal.
Una de las fuentes.

De frente, ya nos encontramos con la Iglesia San Lorenzo, de las más bonitas que hay,  del año 1290. Pero seguramente, volveremos a pasar por aquí.

Iglesia de San Lorenzo

Ahora, debemos buscar la oficina de turismo.  Necesitamos un mapa urgente y para eso, debemos cruzar el mercado…a lo lejos se ven las olas de gente que comienza a amontonarse…justo lo que Estrellita no quiere…
La Navidad está por todas partes.
La cantidad de gente en el mercado de Navidad

En medio de tanta gente, le sacamos fotos a la iglesia Nuestra Señora justo frente al mercado. Desde aquí, se ven el sin fin de lonas de los puestos.

Iglesia Nuestra Señora


En medio de ese mar, se puede distinguir  “La fuente hermosa” construida (su primera versión) entre 1385 y 1396. Los pedazos de la original se guardan en el museo Germánico Nacional y en su lugar, hay una copia desde 1902.   Cada lugar, tiene alguna leyenda, hechizo, cosita…que hace de ese lugar único.  En este caso, nos encontramos con que esta fuente, tiene una argolla… ¡Ah! ¡Pero no una argolla cualquiera! En otros blog se lo menciona de otra forma, se lo conoce como “el famoso anillo giratorio de latón”. En fin, llamémosle como queramos, en mi caso “el barril sin fondo de latón” el cual, si uno lo toca y le gira mientras formula un deseo…se le cumple.  Hoy, no es el día para acercarse a la fuente.  Hay mucha gente.  Además, si me acercara el único deseo que se me ocurre es: ¡¡¡“Que se vayan todos de la plaza, por favor!!!”. Menos mal que no llegué a la fuente. 

La fuente hermosa


 Y otro detallecito además de mucha gente, eran muchas tazas de vino caliente humeando.  El olor a vino era muy fuerte.

Acá no se ven las tazas...¡pero cuánta gente!
 
Llegamos hasta la oficina de turismo y con un mapa en español, decidimos buscar un restaurant para almorzar. Si buscar un estacionamiento fue difícil, el restaurant fue peor. No había una mesa vacía en manzanas a la redonda.  Y sin contar el sin número de puestos de comida con que cuenta el mercado de Navidad. 

Vista desde uno de los puentecitos de Núremberg


Pero Estrellita, no estaba dispuesta a almorzar parada.  No, no, no. ¡Hace frío! ¡Me quiero sentar!  Chillaba Estrellita. Y con cierto desánimo, nos íbamos alejando más del centro,  camino al estacionamiento (que tanto nos costó conseguir) para ir a buscar un lugar más apropiado.  Hasta que pasamos por un restaurant con banderas españolas que promovía carne “argentina”.  Y entramos.  No hizo falta llegar al auto. ¡Qué rico todo!

Sí, hay gaviotas en invierno.


Otra "postal" de Núremberg

Volvimos a la plaza, y desde una especie de balcón se puede ver la cantidad de puestos navideños y la dimensión de este mercado.  En algunos puestos, es muy difícil acercarse, porque hay mucha gente. Y los precios, un poquito salados: 24 euros una esfera pintada…es muy hermosa, pero igual es muy cara. Por supuesto, hay adornos más baratos.
Las lonas de los puestos de navideños y la iglesia Nuestra Señora.

Seguimos caminando, para desembocar en otra pequeña plaza donde hay puestos internacionales.  Por ejemplo, China (¿?) que como todos sabemos, su tradición navideña data de la dinastía Ming… ¿Ah, no? ¿No era así? ¡Ay bueno, Estrellita! ¡Dejate de joder! ¿Vos también te vas a poner a cuestionar todo? ¡Ahora falta que me digas que Papá Noel no es argentino y que fue una imposición del extranjero!
Este es el puesto de Israel, por ejemplo.

¡Qué vivan las bolas de Navidad, entonces! Aunque la mayoría de estos puestos ofrecen bebidas alcohólicas y alimentos en conserva característicos del lugar.

Con el frío carcomiendo nuevamente, nos refugiamos en el Antiguo Ayuntamiento. Donde vemos algunas de las joyas de la corona de los Bayern. Comprobamos que los dedos pudiéramos mover, y volvimos a salir.
Interior del Ayuntamiento


Interior del Ayuntamiento

Nos encontramos con la iglesia de San Sebaldo.  Nunca escuché de este Santo.  Y eso es, porque investigando un poquín (Wikipedia) no hay datos ciertos de la existencia del Santo.  O sea, esta es una muestra más de fe… Una iglesia consagrada a alguien que no se sabe si existió… En fin Estrellita, no viniste acá  para andar avivando giles… deja las cosas como están.  Igual, entramos.  El microclima está divino, nos sentamos un rato a escuchar la música.
 
Iglesia San Sebaldo

Interior de San Sebaldo
Interior de San Sebaldo

Ya nos estamos despidiendo de nuestro primer día. Sacamos algunas fotos de Núremberg de noche. Todavía nos faltan 30 kilómetros hasta llegar al hotel.
Núremberg de noche


Núremberg de noche

El mercado de Navidad de noche.

El hotel

Por un camino bien oscuro (las rutas por lo general no están iluminadas pero sí señalizadas) tuvimos la leve impresión de que el hotel quedaba en medio del bosque… Cuando llegamos, un Golden precioso nos recibió en la recepción. En este caso, este hotel cuenta con restaurante, por lo que cenamos allí mismo.

Habitación del hotel.

Todo muy rico, también.  Yo pedí un panqueque de verdura (eran como 3 de los que preparo yo) y apenas me quedó lugar para el heladito…no se me iba a escapar la oportunidad.

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