miércoles, 28 de agosto de 2013

Costa Azul, Francia. Día 6.


San Raphael

Las olas y el viento…

9 de agosto de 2013

Y a mí enterradme sin duelo

entre la plaza y el cielo…

En la ladera de un monte,

más alto que el horizonte.

Quiero tener buena vista.

Mi cuerpo será camino,

le dará verde a los pinos

y amarillo a la genista.

Hablando de descubrir cosas. Hoy le toca a una rotisería. Se llama Corin´s Traiteur. La comida es riquísima y recontra barata. Con menos de €30 comemos los 4 y también compramos una Coca-Cola de 1,5 litros.  Me felicito por haber traído los cubiertos. 

La comida que compramos en la rotisería

La rotisería
 

Aunque también, hay un kiosco, justo a la salida de la playa que prepara unas baguetes tostadas muy ricas también. Cuestan entre €4,50 y €5 cada uno.

 Pero lo mejor, de lo mejor ocurrió por la tarde… Y también esa fue mi peor idea. Le dije a mi esposo, “no lleves la cámara, no creo que haya algo nuevo para fotografiar”…chan.

Nos acercamos a la playa y algo extraño percibimos al pasar cerca del embarcadero… Lo comprobamos al llegar, cuando la bandera del puesto de vigilancia era de color naranja: había algo de viento…HABÍA OLAS.

Las personas (grandes y chicos) estaban como locos. A los gritos se tiraban contra las olas como si fueran un colchón de espuma.  

Así como dejamos las cosas en la arena, nos fuimos al mar.  Una hora estuvimos en el agua. Y si bien, eran olas respetables, no eran tan bestias como las viejas conocidas de la costa argentina.  Podía dejar que rompieran contra mí sin peligro de arrastrarme hasta la orilla… eso, si me agarra bien parada, porque si no…bueno.  La gente de la Costa Azul, también tiene derecho al show exclusivo de Estrellita en la playa…revolcada en la arena por las olas del mar.

Y la ven salir, emergiendo (como puede) muerta de risa.  Es tan divertido…tan divertido, que no les puedo describir con palabras.

El restaurante Thai

 

Después de mucha insistencia,  pudimos convencer a nuestras hijas de ir a un lugar “exótico”.  Ya habíamos visto la carta la noche anterior.  Descubrimos que también se manejan con reservas.  Aunque tienen un lugar para los improvisados como nosotros. La atención es muy cordial y la decoración tiene tanto detalle y está tan bien que les dejo unas fotos. Ahora, nosotros sabemos tanto de comida Thai como de grafología… ya lo hemos comprobado en noches anteriores.
El restaurant Thai
 
El detalle de la mesa

Las galletas que hay de entrada

Miren que buena decoración

Les puedo contar una anécdota de nosotros en Saarbrücken. Después de mucho tiempo, encontramos un puesto de tacos y empanadas (argentinas) en una feria desarrollada en nuestra ciudad. Mi esposo y una de mis hijas compraron una empanada de pollo. Y se llevaron una desilusión enorme…porque claro, la empanada que tenían ante sus ojos, lejos estaba de parecerse a las que se elaboran en nuestra tierra. Y yo creo que un tailandés, se llevaría la misma desilusión si fuera a un restaurante de la Costa Azul…a comer platos típicos de su país. Aunque seguro que, para un alemán esas empanadas estarían riquísimas… y para nosotros, la comida thai de Francia estaba bárbara…


Pollo con ananás

Pollo al caramelo con arroz

Las toallas para limpiarnos las manos

Luego de la cena, nos dieron unas toallas calientes para limpiarnos las manos y a las nenas les regalaron chupetines de manzana y de ananá pinta-lengua. En minutos, en vez de dos hijas, tenía al monstruo de las algas y al monstruo del mar azul… En verano, uno se divierte con poquito…pero esos chupetines sirvieron para un par de risas extra.

Las noches, son tan lindas como los días. No hay viento ni tampoco hace frío.

Mi sexto día perfecto.

 

 

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