Valencia
29 de diciembre de 2013
Esta vez, no nos despertamos tan
temprano… no hace falta. Hoy visitaremos la ciudad de las Artes y Ciencias de
Valencia. El hotel está prácticamente enfrente, así que con caminar unas
cuantas cuadras ya estamos.
Antes, les quiero mostrar el rico
té que me tomé en una casa de té a la vuelta del hotel (decidimos desayunar
afuera, porque estaba un poco caro ese servicio).
El té que me tomé. |
Hoy, para mí, es un día raro… de
esos en los que no querés que el tiempo pase… no querés ir a donde vamos a ir…
tengo/sufro cierta angustia.
Mientras vamos caminando les
cuento.
El edificio en color azul, se
llama Ágora.
Ágora. |
El
Ágora es una estructura metálica de planta similar a una elipse apuntada de
unos 88 metros de largo por 66 de ancho y el área cubierta es de
aproximadamente de unos 4.811 metros cuadrados. Este gran espacio interior se
concibe como una plaza pública cubierta, de planta diáfana, a nivel de los
estanques y paseos adyacentes. El revestimiento de la cubierta fija, que
cerrada alcanza una altura máxima de unos 70 metros sobre rasante, se hace
mediante paneles de vidrio, y la zona inferior, mediante paneles opacos
forrados de trencadís.
Ágora. |
Es
un espacio con una versatilidad que permite acoger eventos de diversa
naturaleza. Un escenario multifuncional proyectado para la celebración de
congresos, convenciones, conciertos o representaciones, con la posibilidad de
transformarse en zona para exposiciones. En los últimos años, este
edificio ha acogido con éxito la celebración de los torneos del Valencia Open
500 de tenis, una de las grandes citas deportivas internacionales. (Información extraída de la
página web de La ciudad de las artes y ciencias de Valencia)
Atrás, el Museo de Ciencias príncipe Felipe, El puente Assut de l'Or y el Ágora. |
http://www.cac.es/?languageId=4
(Ciudad de las artes y la ciencia)
Cruzamos por el puente El puente
Assut de l'Or, también conocido por su apodo del jamonero o puente del
arpa. Diseñado por Santiago Calatrava, el mismo de la Torre de
telecomunicaciones de Montjuic (hay fotos de eso en la entrada de Barcelona) y
el del Puente de la Mujer en Buenos Aires. Así nos queda mejor asociado el
nombre.
El puente Assut de l'Or |
El puente Assut de l'Or |
La Ciudad de las Artes y las
Ciencias está situada al final del viejo cauce del río Turia (Jardín del
Turia), cauce que se convirtió en jardín en los años 1980, tras el desvío del
río por la gran riada de Valencia en el año 1957. (Información
extraída de Wikipedia)
Museo de ciencias príncipe Felipe en el viejo cause del río Turia. |
Bueno… llegamos a nuestro destino de hoy: el Oceanográfic.
Oceanográfic |
Y aquí develo el motivo de mi
angustia: los animales en cautiverio no son un show… y yo no quiero contribuir
a esto… Declarado tal asunto… me peleo con mi otra convicción: para criticar
hay que mirar, porque muchas cosas que te cuentan y leo, pueden ser
deformaciones de una realidad.
Con todos los prejuicios
expuestos y mis principios desacomodados como si un tornado hubiera pasado por
encima, hicimos la fila para comprar la
entrada.
Delfinario |
Y con pocas personas delante de
nosotros, tardamos muchísimo igual. Se ve que tenían un problema en el sistema
y también se nota que no hay personal suficiente… el tema del “paro” se he
escuchado en boca de muchos valencianos por estos días.
Estas pequeñeces que yo les
relato, hacen que mi angustia crezca… Verán cómo funciona: si no hay plata para
tomar más personal en las boleterías, imagino que la asistencia a los animales
también puede verse deteriorada. Lo que acabo de escribir, son especulaciones
mías. Aclaro, en caso de que algún trabajador del Oceanográfic lea esta reseña.
Delfinario |
Una vez ingresados, fuimos a
esperar en el delfinario, la presentación de los delfines a las 11 de las
mañana.
Y acá empieza mi rosario…
Contra todos los argumentos me
senté las gradas y empecé a mirar todo. Algunos entrenadores ya estaban en el
lugar, ultimando detalles. Ellos hablaban, acariciaban y les daban algún
bocadillo a los delfines que, los recibían de la mejor manera. De hecho,
pareciera que ellos también estuvieran ansiosos…
Delfinario |
Mientras tanto, en las gradas se
va llenando de gente. Muchos papás y mamás con chiquitos de las más diversas
edades, aunque prevalecen los de 6 a 10 años.
Y qué cosa la mía… ¡esto de andar
llorando por cualquier cosa! Apenas se escuchó la música los delfines ya sabían
que era momento de comenzar. Y para saludar, saltaron todos al mismo tiempo… a
la orden de una de las entrenadoras.
Delfinario |
A mí se me caían las lágrimas… ¿y
por qué? Por todo… porque son unos seres muy dulces, porque sus vidas alguna
vez estuvieron en peligro (muchos de los delfines que aquí se encuentran fueron
recuperados de situaciones peligrosas) y porque hoy deben estar en una pecera
gigante a causa de matanzas, tradiciones y demás supercherías con las que
debemos convivir todas las especies.
Delfinario |
Me conmueve ver, me tranquiliza
ver que quizás no todo esté perdido mientras exista un lugar, una reserva, una
voluntad de hacer algo, de recrear un ambiente que deja de existir en otros
lugares de mundo.
Los chicos se divierten con los
saltos de los delfines… ese es el problema. No vengo a divertirme al
Oceanográfic, vengo a tomar conciencia de no arrojar basura al mar, vengo a
tomar conciencia de los atropellos que sufren los seres marinos, vengo a tomar conciencia
de que hay tradiciones y hábitos que debemos modificar… vengo a
comprometerme (Es muy difícil explicar,
para no caer en el extremismo… yo como carne, espero que pueda ilustrar el
punto y no se preste a malos entendidos)
Delfinario |
Ahí, en ese preciso instante es
cuando la duda se apodera y expande… todo este parque, ¿es con fines
comerciales o realmente es para sembrar compromiso? Cuando veo la tienda de
peluches y regalos… mis dudas pegan en el medio del estómago… si por lo menos
viera un libro de geografía marina, un álbum de figuritas que les contara de
los animales en peligro. Pero no… no veo eso. Y me quedo con mi espina clavada
que cada tanto se remueve cuando hay noticias sobre un Zoo que sigue con
actividades del siglo XIX.
No pretendo que los chicos salgan
llorando… sí espero eso de los padres. Ni más ni menos que eso…
Oceanográfic |
Y para coronar (el día en que me
llevaba el diablo) la visita, luego del delfinario fuimos a la zona de los
animales del ártico, belugas y morsas.
Ahí, me salí de mis cabales… porque se me ocurrió hablar en voz alta… (Los
que me conocen saben perfectamente que yo no soy de gritar en público) al ver
como dos niñas estaban dándole golpes al estanque de la beluga… y los padres
sin inmutarse. Les juro que me volvía loca. Busqué al personal de seguridad
pero no había nadie. Fui a buscar a la empleada de la tienda de recuerdos, para
avisarle y me dijo “yo no puedo hacer nada”…
No me quedó otro remedio que
decir “¿para qué serán las barandas?, ¿será que está prohibido pasar las
barandas? No está permitido golpear el vidrio de las peceras…” Yo lo repetía
cada vez más fuerte… y obtuve una mirada desafiante de la pendeja de 6 o 7 años…
Cuanta impotencia sentía…
Beluga |
Por eso, creo que estamos
confundiendo el mensaje… la conciencia no se crea con divertimentos… El
gobierno de Valencia debe replantearse su compromiso con el medioambiente. No
todo tiene que ser “divertido” señores… la desaparición de las especies no es
un tema divertido, ni simpático, ni peluche, ni gorrito, ni helado, ni pizza,
ni cajita feliz marina… ¡ni nada! Y sino, saquémonos las caretas, que en este
mundo lleno de mentiras, sacarse la máscara puede ser una novedad.
Aviario (con el efecto del rojo en la cámara) |
Estrellitas!!! |
Después de ahí, estuvimos
buscando más de una hora un lugar para almorzar… (Eran pasadas las 15 horas…
¡hora pico de almuerzo en España!)
Por suerte encontramos algo… a su
salud Valencia.
almuerzo en Valencia. |
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