sábado, 15 de junio de 2013

Berchtesgaden. Bonus track


Berchtesgaden bonus track
31 de mayo de 2013

Bajamos del barco…como les contaba ¿Y saben qué es lo más lindo? ¡Que llueve más fuerte! ¡Ay qué bello día! Con gusto me iría al hotel a darme un baño caliente…pero no. Estamos lejos del hotel. Apenas llegamos al muelle, nos fuimos caminando al Mc Donald que está a unas cinco cuadras (el auto estaba a tres cuadras…daba exactamente lo mismo ir en auto o no). Y como será de maravillosa  la química que a partir de este momento empezaré a experimentar dentro de mi cuerpo una de sus lecciones…de esas memorables.

Teniendo en cuenta que no puedo (no debo) andar almorzando hamburguesas tan seguido, pedí una ensalada. El almuerzo transcurrió tranquilamente, aunque en mi estómago las cosas no iban bien…de hecho comenzó a hacer ruido y también algunos dolores se presentaron.

Pensé en ir al baño, pero me encontré con un panorama impensado para Alemania: el baño sucio y sin papel. Decidí ir a otro baño en nuestro siguiente destino: el nido del águila.

Siendo las 15:30 pasadas, nos fuimos al auto para continuar unos veinte minutos más por la ruta. Ahí, me pude cambiar las medias. Pero el proceso químico estaba en marcha… el frío de los pies, de las muñecas, la ensalada, la gaseosa…y la ira inconfundible que provoca un estado de nervios visiblemente alterados inició un motín en el intestino…

Los retorcijones en medio del camino alpino me estaban matando… ya no me quedaba ninguna duda de cuál debería ser mi próximo destino (¡Qué nido ni que ocho cuartos!): un baño. Y como si fuera poco, en medio de tanta urgencia, no encontrábamos el estacionamiento que señalaba el GPS. De hecho, hicimos unos cuantos metros de más hasta que retrocedimos y dimos con el estacionamiento.

Sucede que para llegar al Nido del Águila, hay que tomar micros especiales (hay que pagar como si fuera la entrada a un castillo) que nos llevan. 

Cuando llegamos, buscamos el símbolo de WC o el muñequito indicativo…era un poco confusa la cosa…pero llegamos hasta las boleterías de la terminal de micros, que estaba llamativamente vacía.  Y los baños estaban….llamativamente cerrados.  ¡¡¡¡¡Ah!!!!!!!! Sucede que, el último micro parte a las 16 horas pero por el mal clima, daba la impresión de que hoy no hubo excursiones. Son las 16,20 horas…

Entonces, Germán me dijo, ¿te aguantás media hora hasta que lleguemos al hotel?

¿Qué? ¡Ni loca! Vamos a la confitería de allá, te pedís un café ¡y yo voy al baño! (Puteada más, puteada menos)… Es que para esas alturas, mis manos transpiraban y la presión empezaba a bajar…era cuestión de minutos para que el “motín” llegara a tomar el control de este barco.

Fuimos al auto por las nenas (se habían quedado allí, esperándonos) y les dijimos: bajen, vamos por un postre….mientras mamá va al baño. En términos de orden de capitán de barco, para que todo sea coherente con esta historia.

No hubiera hecho falta ordenar nada en la confitería, porque los baños están fuera del salón y con una contribución de 0,50 € (que no es obligatoria) uno puede utilizar el baño, que está impecablemente limpio.

Solucionado el motín (todos caminaron por la plancha), mi humor estaba restablecido. Y cuando Estrellita está contenta, siempre hay lugar para degustar un postre.  Sin prisas nos fuimos al salón comedor para pedir alguna cosa…

Quizás, por las condiciones antes mencionadas, un Eisschokolade no es la mejor idea… Aunque si de ideas me hablan, instalar un restaurante en el Nido del Águila tampoco me parece que sea lo más apropiado. Nos quedamos un tanto desanimados por no haber podido llegar hasta allí. Seguramente, hay muchas historias fascinantes que nos esperan… Por eso, deberemos volver a este lugar un día soleado.

Debo volver al baño… hay que recuperar el timón nuevamente. El Eisschokolade se amotinó.

 

 

 

 

 

 

 

 

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