Milán…Bonus track…
El hotel
A pesar de las muchas veces que realizamos reservas en un hotel, muy pocas
hacemos caso de las críticas hechas por otros viajeros. Eso no significa que no
las leamos… de hecho, algunas son muy graciosas. Todavía no ha habido reseña
alguna que nos haya hecho desistir de algo que hubiéramos elegido. Es que generalmente, el tema precio sigue siendo
algo muy preponderante. Y todavía no he
encontrado razones, perfectamente justificadas como para desestimar un hotel…
Todavía estoy esperando leer la reseña que diga: “hay fantasmas en este hotel”,
o “los marcianos no me dejan dormir” u “hotel preferido de Alí Babá y
compañía”… Eso, creo yo, serían
justificaciones que me harían cambiar de opinión.
En cuanto al Hotel Demó, las críticas eran las mismas de siempre… El
desayuno escaso, el ruido de la calle que no deja dormir bien, una sugerencia de que cambien los colchones
porque los resortes no aguantan ni a una pluma, las habitaciones pequeñas…y
otra palabrita que me quedó rebotando en la cabeza: claustrofóbicas. Con todo
eso presente…no desistimos. Al fin y al cabo, necesito un colchón, una buena ducha
y nada más. Nadie dijo nada de la pecera en la recepción…
Cuando llegamos esa tarde, mis hijas se quedaron sentadas en el salón de
desayunos mientras nosotros esperábamos en la recepción por nuestras llaves.
Para dividir los ambientes de “recepción” y “desayuno”, hay una gran pecera con
los famosos peces anaranjados de río que todos conocemos. Mis hijas los veían
entusiasmadas (les encantan todo tipo de animalitos) hasta que yo me acerqué
para mirar también. Había un pez que no
estaba tan movedizo como el resto de sus compañeros.
El pez protagonista |
De hecho…estaba panza arriba en un rincón más oscuro de la pecera… Casi no
se movía. Mis hijas me decían… “mamá, ese pez está muerto o se está muriendo”…
Yo estaba indignada… ¿cómo es posible que nadie viera lo que estaba
sufriendo ese pobre bicho? ¡Además de que pone en peligro al resto de los
peces, en caso de contaminarse el agua!
¡Qué insensibilidad! ¡Qué tremendo! Y nadie a quien acudir…ni un conserje,
nada de nada. Subí las escaleras pensando en la reseña que escribiría en la
página de TripAdvisor cargada de furia…
Vista desde mi habitación. |
Abrí la puerta de mi habitación y quedé ligeramente distraída por la
pintura azul (¿francia?) de
las paredes…
Habitación del hotel |
Tratando de hacer que la valija pueda pasar entre la cama y la pared que
delimita el baño…cuidando de no romper
nada…
Me quedé mirando las pinturas…imágenes poco felices sobre episodios de la
biblia y retratos de gente con fondos oscuros. Sin embargo estaba tan cansada
que me tiré en la cama hasta que me tocara el turno de la ducha. Ciertamente un
resorte se me clavó a la altura de los riñones…Descubrí que peso algo más que
las plumas…
Hacia el otro lado de la calle. |
El despertador sonó tempranísimo: 7 de la mañana. Fue un ruido más, entre
tantos otros que escuché a lo largo de la noche… La ambulancia y otros
vehículos con sirena pasaron un par de veces. La columna me duele un poco…dormí
sobre 20 cm al borde de la cama, creo que ahí, no había ningún resorte que
jodiera. Todo eso contribuyó a que quisiera salir rápidamente de la habitación…y
notara que el desayunador encogió o hubo una sobrepoblación de mesas y sillas
que se confabularon para dejar a la gente atrapada o con escazas posibilidades
de repetir un café: pararse y pasar entre ellos es una tarea suicida. Nunca
molestes a un perro cuando come, (dicen)… tampoco a las personas… Ahora
entiendo lo del desayuno escaso.
¿El pez? Nada muy bien… se ve que anoche estaba ensayando nadar panza
arriba, o se agarró una indigestión de la puta madre…o simplemente quiso
gastarnos una broma… Yo no sé, si San
Aquaman se apiadó de él y le dio una segunda oportunidad…o en medio de la
noche, San Conserje lo cambió por otro pez… tirando por el inodoro, mi
hilarante reseña…
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