Venecia
10, 11 y 12 de febrero
de 2013
Domingo 10 de febrero: Objetivo Venecia.
Hace más de un mes pensamos, mi esposo y yo acerca del fin de semana de
Carnaval. Y estando en Europa…elegimos el carnaval “más romántico del
mundo”…porque el “mais grande du mundo” no está en este continente.
Planeamos este viaje, pensado que
ya no seríamos ciudadanos de a pie, pero se nos pasó enero y no logramos
obtener la licencia de conducir. Nos
vimos en la situación de llegar al aeropuerto de Frankfurt Hahn a 100 kilómetros
de nuestro hogar por transporte público. A las 11 de la mañana del domingo,
comenzó nuestra travesía para llegar al aeropuerto y tomar el vuelo de las
15.30 horas.
Empezamos por el colectivo (Bus)
para llegar a la estación de tren. En la
estación de trenes de Saarbrücken llegamos con 10 minutos de anticipación para
tomar el tren…que ya estaba en la plataforma listo para partir a las 11.49
horas. Este no es un tren de alta velocidad, es uno regional. Sin embargo el
“quetren, quetren” no se escucha…es sólo en mi cabeza que se repite, casi como
un trauma que no te abandona. Como diría
el Nano, “son esas pequeñas cosas”.
Nuestro viaje llegó a su fin en
la estación de Neubrücke donde nos aguardaba nuestro compañero y buen amigo
Frank. Él, que sí tiene licencia para manejar, nos llevó en el último tramo
hasta el aeropuerto y llegamos con las dos horas previas de rigor. Frank nos
cuenta, que este este aeropuerto comenzó teniendo una función militar sirviendo
a la base norteamericana durante la
ocupación posterior a la 2° Guerra Mundial.
Cuando se desocupó la base, el aeropuerto quedó abandonado provocando
una caída de la economía del lugar. Entonces, se decidió reactivarlo como
aeropuerto civil para vuelos cortos.
Utilizado en su mayoría por vuelos de Raynair.
Otra experiencia que sumamos, son los vuelos
de bajo costo. Para que se den una idea de lo barato que es volar por este tipo
de aerolínea, un pasaje de Lufthansa equivale a 4 pasajes de Raynair al mismo
lugar. Claro, hay diferencias desde el
tipo de aeropuerto hasta el servicio de abordo pero tratándose de un viaje de
una hora, todo es relativo.
En una línea aérea de bajo costo,
cualquier beneficio es un extra y eso se paga.
Por ejemplo, dependiendo del peso y tamaño del equipaje, uno puede pagar
más o menos euros o incluso nada si la valija pesa menos de 10 kilos y su
tamaño es pequeño ya que se puede optar por llevarlo consigo en la cabina. Sólo
se permite un solo equipaje por persona para estos casos. Otra manera de ahorrar dinero es omitir la
selección de asientos. Se pueden ahorrar 10 euros por pasaje si nos sentamos
en los asientos que quedan vacíos sin reserva.
Esta última opción es muy usual.
Siendo el viaje tan corto, y
sabiendo que estaríamos “desparramados” en el avión, preferimos entrar últimos
en la fila. No teníamos ganas de hacer
cola y esperar de pie hasta llegado el momento del embarque.
Hay varias personas, que no
entienden el concepto de fila. Y eso nos
llamó la atención. Es decir: se cuelan. Sin ningún problema ni complejo, se
levantan del asiento y simplemente se meten delante de uno, en mitad de la…fila
sin que nadie diga algo o se queje. Nosotros no estamos acostumbrados a
colarnos ni tampoco a sufrir este tipo de situación. Por lo tanto esperamos al
final.
Debemos caminar unos cuantos
metros hasta el avión. Veo un avión con
joroba. Mi esposo me dice que es un
Jumbo modificado para llevar partes de otros aviones.
Jumbo |
Por fin arriba del avión, nos
encontramos con dos filas de tres asientos a cada lado. Estamos en un Boing 737. Los asientos no se reclinan, ni hay pantallas
para ver algo, ni tampoco auriculares.
Una vez que todos estamos sentados, se oye por el alta voz al capitán y
se enciende la luz para abrocharse el cinturón.
Boing 737 |
Al poco tiempo del despegue, la
tripulación nos da la bienvenida y un auxiliar comienza a leernos en inglés las
instrucciones en caso de emergencia. A la vez, otros tres auxiliares se ubican
en el pasillo y comienzan a hacer la mímica de lo que se escucha por el
parlante.
Entonces, vemos cómo se debe
colocar el salvavidas, la máscara de oxígeno y también nos indican las salidas
de emergencia. No habrá tele…pero hay función de mimos.
Con la señal de abróchese el
cinturón apagada y sin el auxilio de un MP3, tenía tres opciones: cerrar los
ojos por el resto de los 45 minutos de vuelo; mirar al frente y releer las
instrucciones de emergencia pegadas en el asiento o…mirar qué hacen los demás.
Empecé por la tercera. De pronto,
la gente se levantaba de sus asientos.
Algunos para ir al baño, otros para abrir sus valijas y sacar todo tipo
de cosas: galletitas, frutas, bebidas, etc.
Otros leían. ¡Menos mal que el vuelo dura una hora! Se levantaban los de
la ventana, los del medio, los del pasillo…todo era un quilombo. Sufriendo los
efectos de la altura, de pronto, me vi
en el micro Almirante Brown que va a la costa Atlántica…era eso o el día de la
primavera, porque parecía como si todos estuvieran de picnic.
Ante esta situación, opté por la
opción primera y cerré los ojos. Duró poco mi siesta, porque en el alta voz se
escuchan nuevamente algunos anuncios.
Nos invitan a comprar bebidas y refrigerios…nada es gratis por aquí. Como dije antes, todo beneficio o servicio es
un extra.
Y sin muchos preámbulos también
escucho que se venden billetes de lotería…ahí abrí los ojos. Porque temí sufrir
otro ataque…uno que me lleve al pasado y encontrarme en el tren San Martín (mis
respetos al General) donde venden billetes de la Lotería La Solidaria.
¡Sea bueno y compre el billete de
lotería! ¡Puede ganar hasta un billón de euros! ¡Ayude a construir hospitales
para los niños! ¡Compre un billete por dos euros o diez por siete! ¡No se
olvide que también contamos con el free
shop abordo! ¡Compre el perfume de Lady Gaga! ¡Tenemos cigarrillos, veinte
unidades por seis euros! Un anuncio tras otro, en inglés, en italiano y en
alemán…es tan lindo entenderlos en tres idiomas…
¡Cállense, cállense, que me
desesperan! Diría Quico, si estuviera sentado a mi lado. Pero no tenía a
Quico…en su lugar había una pareja de enamorados. Qué demostrativos son… ¡Pará
Estrellita! ¿Tenés algún problema con eso?
No, Estrellita no tiene ningún problema moral…más bien era un problema
limítrofe. Digamos que Estrellita estaba
muy cerca de la frontera… No vendían anteojeras en este vuelo. ¡Hubiera dado
todos los euros que tenía en la cartera! ¡Hubiera entregado el pasaporte, con
tal de conseguir una! A ver Gucci, Dior, Ralph Laren…hagan anteojeras para el
free shop, porque Estrellita necesita.
¿Y Estrellita, por qué mirabas
tanto? ¿No había otro lado para dónde mirar?
¡Es que no entendés nada vos! Por la ventana del avión se veían los
Alpes nevados. Por suerte, los enamorados acabaron…de besarse y él se hundió…en
el regazo de ella para dormitar un rato. Mientras ella, ojeaba una revista…y
los Alpes ahí, dibujados. Estrellita no
podía evitar ver las montañas.
También me imagino a Heidi, al
abuelito, a Pedro y sus cientos de cabritas saltando por los Alpes. Pero…Heidi
es un cuento suizo. ¿No sería mejor, imaginarse algo más italiano, como
“Pinocho”, “Romeo y Julieta”, “Las
tortugas ninja” o el “Topo Gigio”? Bueno, mi paciencia tiene un límite…si yo
quiero imaginarme a la “piccola Heidi, al nonno y al piccolo Pedro con le sue
capre” me los imagino y listo.
¡Vaffanculo!
La señal de abrocharse el cinturón
se ha encendido. Estamos llegando al
aeropuerto de Treviso, Italia.
Aeropuerto de Treviso, Italia. |
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