Die Situation
Venía caminando por la avenida no
tan principal pero bastante transitada de Saarbrücken. Ampliamente conocida por
mí, ya que lo he hecho varias veces. Ese día, mis hijas volvieron en colectivo
y yo, gracias a mi desprecio por el ejercicio físico, me impuse volver
caminando a casa.
No me gusta ir al gimnasio, pero
sí me gusta caminar. Sobre todo porque aprovecho para poner negro sobre blanco
algunas ideas que van surgiendo por las noches…esas en las que no puedo dormir,
inventando historias que por la mañana me parecen de dudosa calidad.
Aunque después, mucho después,
miro con ojos más benevolentes y puedo darles algún que otro revés para
vestirlas de más interés y encanto.
Estoy a dos cuadras largas de
llegar al túnel. Después de eso, es una cuadra interminable hasta llegar al
camino peatonal, las escaleras, la puerta del cementerio, la casa que se vendió
recientemente y ahora tiene el frente en obras, otra cuadra hasta el banco,
cruzo otra calle ancha y sólo me quedan dos cuadras más hasta llegar al
edificio de departamentos donde vivo.
Varias veces pensé en cruzar a
través del cementerio, pero nunca encuentro el momento justo. Siempre estoy con
los minutos contados. Y cuando no es eso…simplemente no tengo ganas de ensayar
un nuevo camino. Menos de perderme en un cementerio, aunque sea de día.
Así estaba, en medio de mis
conversaciones conmigo, cuando escucho una bicicleta detrás de mí. Todavía no
puedo dominar mi susto, producto de un asalto violento hace diez años atrás,
cuando un ladrón en bicicleta llegó por detrás y me agarró de los pelos tan
violentamente que ya no necesitó mostrarme ningún arma para lograr que le
entregara mi cartera.
Aun hoy, sigo escuchando el ruido
de la cadena de la bici desacelerar su velocidad… Ese tic, tic, tic… y corre el
sudor tan rápido por la espalda hasta mis axilas y pincha. Mi cara explota en rojo.
Doy un salto imperceptible. Aunque mi rostro ya no conserva la expresión
pensativa de hace un rato.
-¡Hallo! Un tipo en bicicleta, me
dice.
-Hallo-, respondo muy extrañada
aunque consciente de que en Alemania, la gente se saluda sin conocerse.
Yo continuaba caminando, aunque
más lentamente. Él empezó a hablar en alemán.
-Sorry, I don’t speak German. Le respondí, pensando que con eso, ya
me desharía de la tan molesta tarea de hablar otro idioma.
-Ok- respondió. Do you know this
area? Dijo amablemente.
Evidentemente, estoy ante un
alemán (¿?) bilingüe.
-No-, respondí sin problemas.
Después de todo, no conozco los nombres de las calles. No podría servir de
ayuda.
-Where are you from? Arremetió mi
interlocutor.
Ich komme aus Argentinien-
Haciendo un esfuerzo por terminar este interrogatorio gratuito…
-Oh! I speak French and a little Italian…-
-We speak Spanish… but some italian‘s words are similar… Y casi,
podría haber ido a parar al cementerio… ¿no? Es lo que muchos llamarían
“enterrarse uno mismo”.
Empezó la perorata con dónde él
habitaba no sé qué… y también más
preguntas, como por ejemplo ¿Qué estaba haciendo yo en Alemania?
-My husband works in Ford Company. ¿Te queda claro, pibe? Me faltó
agregar, pero no podía más entre mi inglés de mierda, el túnel que no alcanzaba
más…y los nervios de un tipo en bicicleta del que no sé absolutamente nada,
excepto que sabe inglés, un poco de francés e italiano. Aunque se ve que la
indirecta no fue recibida.
-How long do you stay in Germany? Maybe you can teach me Spanish…
(Oh yeah…claro, como no…dejé los
pañales ayer y el chupete el mes pasado) pero mi respuesta es otra. Oh! I
can’t. I have 2 children and I don’t have time for that.
Entonces…con el túnel de
marco…cambió la estrategia.
Do you like Pink Panther? Preguntó…mirando mi remera de la Pantera
Rosa…
Yes, I like it.- ¿A dónde carajos
querrá llegar este tipo?
Me too. If you like, we can see
the movie in my DVD with a cup of coffe. I like Peter Sellers.
Mmmm (tono Marge Simpson). Ok… (What?)
And another thing. Argentinian don’t
sell all your products to USA. They are imperialism… You must sell your cereal to China, to Russia…
Yes, yes… (Wahever…) you’re
right.
See you!
Y agarró para el lado del
cementerio…
Empecé a temblar y transpirar más
de la cuenta. No sabía si caminaba rápido o trotaba despacio. En otros tiempos
habría pensado que eso fue un intento de coqueteo, pero en ese momento lo único
que se me ocurrió fue que había escapado de las manos de un psicópata.
¿Peter Sellers? ¿Flaco, sos un
vampiro que hace 500 años no levanta minas? ¿Estados Unidos es el imperialismo?
¿Y Alemania qué carajos es? ¿Comunista, feudal o vive de la simpatía de los
demás?
Lo único que gané, fue una excusa
más para no ir por el cementerio…Ya lo decía Caperucita desde la Edad Media…”si ves un pelotudo que
te habla de la pantera rosa, vos seguí de largo”. Por fin, pude aplicar el
consejo.
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